GRAN CANARIA 111 - FUENLABRADA 60

El tsunami del Granca hace historia y arrasa al Fuenlabrada

Consigue su máxima anotación ACB, 111 puntos, y paliza +51. Lamentable imagen del equipo madrileño, sin espíritu ni posibilidad de maquillar el resultado, 111-60.

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Si al Gran Canaria se le conoce como el “tractor amarillo”, hoy machacó tierra fuenlabreña como si la vida la fuera en ello. El equipo de Luis Casimiro consiguió así su primera victoria del curso en la ACB, y de qué manera. Más le vale al equipo de Jota Cuspinera borrar este partido, pues su ridículo fue tan espantoso que nada se puede aprender de ello. Menos mal que el calendario no para, que si no...

Desde luego, el primer tiempo del Montakit Fuenlabrada fue indigno de un equipo ACB, cuanto menos impropio de una plantilla que aspira al asalto de la élite de la liga. Y le segundo estuvo a otro nivel. Bien es cierto que empezó ganando 0-7 ante un Gran Canaria atenazado, acaso víctima de un más que evidente miedo a su quinta derrota liguera, pero no fue sino un espejismo. La primera canasta amarilla la consiguió O’Neale, y fue el propio alero norteamericano el que le dio la delantera al Granca, 8-7, reducida acto seguido por Paunic, 8-9. Última ventaja. A partir de ahí, apagón visitante.

Salin se había sumado a la fiesta, y con dos triples seguidos hizo de lanzadera para el Herbalife, 17-9. Tan asfixiante era la defienda insular que el Fuenlabrada ni siquiera amenazaba el aro rival. La renta crecía y crecía, y tuvo que se Hakanson quien rompiera un doloroso parcial de 23-2 a favor de la formación local (23-11). Al final del primer periodo se empezó a vislumbrar la paliza (27-11).

Poca oposición o ninguna, tan superado como estaba el Fuenlabrada, encontró el Herbalife Gran Canaria en el segundo parcial. Y el primer golpeo fue directo al mentón madrileño, pues inauguró este periodo con un triple de Kuric, 30-11. Defendía como si le fuera la vida en ello, llegando a todas las ayudas, cerrando cualquier camino hacia su aro. Por eso el Granca parecía invencible, sobre todo cuando 5 puntos seguidos de ‘Copito’ Salin le dieron un +29, 48-19, ante un rival ridículo, atenazado, a veces triste, siempre impotente. Por meter, hasta metió un triple Pasecniks que supuso el 35-11. Dos triples seguidos, de Popovic y Cruz, más el enceste final de Hakanson antes de llegar al descanso fueron puro maquillaje para los madrileños. Así, ese 53-30 hasta podía ser engañoso de tan grande como era, a todos los niveles, la diferencia entre ambos equipos.

Todo se multiplicó en el segundo tiempo. La tunda del Granca, el ridículo del Fuenlabrada, la fiesta en la grada. El Herbalife, crecido como estaba, salió a dentellada limpia contra el cuello rival. La primera la dio Salin, cómo no, de tres (56-30). La renta a favor del equipo local no sólo crecía, sino que parecía multiplicarse con cada ataque canarión. Por los visitantes solo se salvó Llorca, y ni eso. Encima, Diagné se metía en guerras que no puede ganar, con la consiguiente pitada de la grada por querer encararse con Kuric.

Un triple de Aguilar y otro de un McCalebb por fin aparecido ponían el +36, 84-48, y el seguido mar de de Kuric le daba la máxima ventaja al Granca hasta el momento, 86-48.

Por no quedarle, al Fuenlabrada no le quedaba ni el orgullo de intentar reducir una paliza que será difícil volver a ver este curso en la ACB. Con una actitud impropia, parecía un invitado más a la fiesta de un Herbalife desatado, en el que anotado además todos sus jugadores. Este correcalles no hizo sino dejar en evidencia al equipo de Cuspinera, en el que se impone una profunda reflexión. El único interés que le quedaba al partido estaba en saber cuántos puntos metería el Granca y a cuánto ascendería una ventaja que llegó a ser de 53, 111-60. El equipo amarillo batió así su récord de puntos en un partido ACB y firmó también su mayor paliza.

La ola del GC Arena, puro tsunami amarillo, ahogó al Fuenla. Su imagen fue espantosa. Y es que si hay que ir, se va. Pero ir para nada...