Esto es lo que suponíamos de los nuevos Rockets de Mike D’Antoni: iban a anotar a discreción, a defender con la mirada, a ganar muchos partidos de Regular Season a base de disparar a todo lo que se moviera... e iban a ser también poco más que un incordio divertido en playoffs. Y de eso tienen pinta ya de inicio, con un 3-2 notable que podría ser mejor y que casi (o no tanto….) es un 4-1 con triunfo en Cleveland. Ah, y suponíamos otra cosa: James Harden iba a hacer un año extraordinario, en una especie de nuevo inicio, con un entrenador que le liberaría de cualquier correa y rodeado de una batería de tiradores reforzada con Ryan Anderson y Eric Gordon. D’Antoni no solo le ha dado las llaves del coche (como si hiciera falta) a Harden: le ha convertido en el base ya oficial y no solo oficioso (como venía siendo) y le ha creado un nombre a su nueva ubicación que, convengamos, es altamente ingenioso: Points guard, del puesto de base, point guard, y puntos: points. Muchos puntos.

La respuesta de Harden está siendo estruendosa, uno de los mejores inicios de temporada en una temporada llena de descomunales inicios individuales de temporada: juega casi 37 minutos por noche (no ha bajado de 34 en cinco partidos) y promedia 31,8 puntos, 7 rebotes y 12,4 asistencias. 24 horas después de volver loco a LeBron (41 puntos, 15 asistencias, 7 rebotes) firmó en el Madison 30+15+6. Nadie se iba a un mínimo de 30 puntos y 15 asistencias en dos partidos en back to back desde Magic Johnson hace treinta años. Si se suma su 34+17 en el estreno contra los Lakers, ya son tres encuentros en ese 30+15 de los cinco que ha jugado: en la temporada 2015-16 se alcanzaron esas cifras… tres veces. Entre todos los jugadores y durante toda la temporada.

A Harden lo defendieron a lo largo del partido Courtney Lee, Derrick Rose, Justin Holiday, Brandon Jennings y hasta el rookie Ron Baker. Dio exactamente igual: anotó con constancia y encontró tiros abiertos para sus compañeros: 8 triples (8/16) y 37 puntos para Gordon y Anderson. Es la fórmula de los Rockets, que (insisto: en Regular Season) sirve para ganar muchas veces… y pasárselo de maravilla. Fue (99-118 final), por cierto, la séptima victoria seguida de los texanos en el Madison, donde pierden desde 2009… cuando a los Knicks los entrenaba D’Antoni. Cosas…

No tienen por ahora los Knicks (1-3) fundamento ni estabilidad. La defensa sigue sin ser nada de lo que presumir y el ataque es un batiburrillo en el que ni Rose (18 tiros, 16 puntos) ni Jennings ponen orden. Carmelo Anthony sumó 21 puntos y Porzingis solo tiró 4 veces: ni una canasta en juego (0/4, solo le pasó una vez en toda la temporada pasada), tres tiros libres, 6 rebotes, ninguna asistencias… Mala cosa.