Los Warriors tratan de adaptarse a una nueva vida en la que ya no son los campeones (pero sí los grandes favoritos, pese a que les está costando maravillar como bloque en el inicio de temporada) y en la que, sobre todo, han abrazado el rol de villanos oficiales de la NBA, algo que se gestó durante la pasada temporada con su persecución del 72-10 y su derrota en la Final contra los Cavaliers que eclosionó con el fichaje de Kevin Durant, que levantó ampollas y que volvió a muchos contra el equipo de la Bahía, el nuevo gran enemigo de muchos que quieren verles perder porque les consideran, básicamente, unos abusones.

En el entorno del equipo, y también en algunas declaraciones de los pesos pesados de la plantilla, se ha llamado a abrazar ese nuevo rol y no tratar de luchar contra ruedas de molino y generar una ansiedad y una tensión que no aportaría nada en un vestuario centrado solo en el ganar otro anillo. Y seguramente por eso, y por dejar claro a los críticos que les empieza a importar realmente poco lo que se diga de ellos, los jugadores de los Warriors hicieron públicas imágenes de la fiesta que celebraron ayer, en jornada de descanso sin partido ni entrenamiento, y en la que unos enormes globos metalizados formaban las palabras “super villains”: súper villanos. A los Warriors les toca ser los malos de la película contra LeBron y sus Cavaliers, cuando precisamente el propio LeBron se ha pasado años cargando sobre sus hombros con ese rol del tipo al que muchos quieren ver perder cada noche.