Draymond Green lleva dos temporadas siendo, quizás, el segundo mejor defensor de la NBA. Dos temporadas en las que solo Kawhi Leonard le ha superado en la votación final y dos temporadas en las que ha defendido desde bases de 1,80 a pívots de 2,15 sin que nadie pensara que estaba en inferioridad de condiciones. ¿Será éste el año que lo consigue? Va a por el premio, lo quiere casi por encima de cualquier cosa.

"Es algo que quiero ganar. Y si alguna vez he sido egoísta por alguna cosa es por ese premio. En serio, quiero ese premio. No me molesta decir que soy egoísta por eso, quiero ese premio de verdad. Y lo quiero porque me veo a mí mismo como defensor", aseguró Green en declaraciones a ESPN.

La temporada de Green en ese aspecto, al menos numéricamente, está siendo buena. Está consiguiendo las mejores marcas de su carrera tanto en tapones (1,7 por partido, noveno de la Liga, mucho mérito por su estatura) como en robos (2,3, cuarto). Y tampoco ha perdido rebotes tras la revolución veraniega (9,8 cada noche, más que nunca). Sin embargo, puede que para que sea considerado para el galardón por delante de otros grandes defensores su equipo tenga que mejorar en ese lado de la cancha. Los Warriors, que pasan por encima de la gran mayoría de sus rivales en estos momentos por puro talento ofensivo, están encajando más de 109 puntos por partido, la cuarta peor marca de la competición, y acumulan un rating defensivo de 108,6 (22 de 30). Green, como jugador, ha estado en el Top-5 de rating defensivo las dos últimas temporadas, siempre en el mejor quinteto defensivo del año, pero en esta campaña no aparece ni siquiera en el Top-20 de una clasificación que lideran Hassan Whiteside, Chris Paul y Dwight Howard. Tienen trabajo por delante el ala-pívot, que seguramente tendrá que convencer a sus compañeros para que le echen una mano atrás si quiere tener opciones de ganar el premio.