ENTREVISTA | FENERBAHÇE

Gherardini: "No hay nada comparable al Madrid, NBA incluida"

Es uno de los grandes directores deportivos de Europa. Tras su paso por la Benetton, Raptors y Thunder, desde 2014 dirige desde los despachos al Fenerbahçe turco.

Estambul
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Maurizio Gherardini y Jorge Garbajosa.
Ron Turenne Getty Images

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Maurizio Gherardini (Forlì, Italia, 1955) fue el primer director deportivo en Europa que apostó abiertamente por la búsqueda de jugadores en otros mercados. Su trabajo al frente de la Benetton de Treviso le abrió las puertas de la NBA. En 2006, se convirtió en el primer europeo en tener un cargo de gran responsabilidad (vicepresidente y asistente del general manager) en una franquicia de la liga norteamericana. Tras pasar por los Raptors y los Thunder, desde 2014 ocupa el cargo de general manager del Fenerbahçe. En su despacho en Estambul atiende a AS para explicar en qué consiste su trabajo, hablar de sus vivencias y analizar la situación actual y futura del baloncesto.

¿Qué tal le va en el Fenerbahçe, uno de los clubes punteros de Europa?

Somos una organización que está creciendo en el baloncesto. Tenemos la ventaja de pertenecer a un gran club, con unos 30 millones de aficionados provenientes del fútbol que nos apoyan. Lo que a una gran responsabilidad. Nuestro trabajo consiste en hacer del Fenerbahçe un club exitoso, colocarlo entre los más grandes. Para ello contamos con el entusiasmo y deseo del club, su masa social, un pabellón increíble… Pero hay mucho por hacer. Debemos reunir todas estas piezas en una sola.

Le tengo que dar la enhorabuena por haber mantenido prácticamente el mismo equipo de la pasada temporada pese a la amenaza cada vez mayor de la NBA.

Aunque importante, el presupuesto es el mismo que hace un año. No hemos hecho ninguna locura. Hemos intentado ajustar los contratos, su situación, proyección… Pero al final, lo que ha primado es el deseo de los jugadores de intentarlo otra vez y ver hasta dónde puede llegar en este viaje. El año pasado fue muy productivo, aunque nos sobraron 1,9 segundos (en referencia a la final de la Euroliga perdida contra el CSKA). Vivimos una época ilusionante tanto para el Fenerbahçe como para el baloncesto turco y la Euroliga. Ser protagonista de este tipo de acontecimientos resulta muy tentador para los jugadores. Uno nunca sabe lo que puede deparar el futuro.

¿Se puede competir contra los salarios NBA?

No, es completamente imposible. Por eso insisto: la clave reside en el deseo del jugador.

¿Cómo se puede motivar este deseo?

Son varios los factores que influyen en el resultado final. La meta siempre es la misma: ganar. Siempre produce un sentimiento muy especial. Te obliga a seguir intentándolo. En nuestro caso, a los jugadores les encanta el liderazgo de Obradovic. Es muy especial. Entienden que con él mejoran su baloncesto y habilidades. Lo ven como una inversión. Luego está el ecosistema que envuelve al equipo. Turquía y España tienen las dos mejores ligas del continente. No es sólo la Euroliga, sino que domésticamente compiten a un alto nivel. Saben que no desaprovechan su talento y que si en algún momento cambian de objetivo, su valor de mercado va a ser alto.

Ya que le menciona. 17 años después, vuelve a trabajar junto a Zeljko.

Coincidimos en 1997, durante dos años. Lo más sorprendente es que sigue siendo el mismo. Da igual las Copas de Europa que tenga, siempre tiene hambre. No sólo en los partidos, sino desde el momento en el que pisa la cancha para entrenar. En cada entrenamiento empuja al jugador al límite. Tiene pasión por lo que hace. Su amor por el juego no ha cambiado. Se comporta igual que en los 90: estudia el juego y habla de baloncesto las 24 horas del día. Tiene la capacidad de transmitir todo esto a sus jugadores. Nos enseña a no estar satisfechos con lo que tenemos, a pelear más.

Podríamos decir que la situación del baloncesto europeo tampoco ha cambiado tanto en estos 18 años. Continuamos con los problemas entre la FIBA y los clubes…

Lo que puedo decir (reflexiona) es que los tiempos están cambiando. Estamos disfrutando un nuevo formato de la Euroliga que, como competición, nos ha llevado a una nueva dimensión. Esto es lo que el baloncesto, a un cierto nivel, necesita. No hay nada que inventar. Ya hay modelos deportivos de éxito que llevan demostrando su valía muchos años. Lo que estos necesitan son más partidos de calidad, una mayor adaptabilidad. Con este formato no sólo tenemos la oportunidad de ver a los mejores equipos jugando entre ellos, sino que la incertidumbre aumenta con tantos encuentros. Se producen más sorpresas y el juego se vuelve más atractivo para los aficionados, patrocinadores… Esta es la manera en la que hay que crecer. El formato actual de la Euroliga muestra el camino a seguir.

¿No piensa que quizá sean demasiados partidos?

Todo depende de lo que quieras conseguir. Ahora nos quejamos porque se juega mucho, pero incluso en temporadas tan exigentes como la turca tenemos 60 partidos de liga regular entre la liga doméstica y la Euroliga en unos siete-ocho meses. En la NBA juegan 82 en seis. ¡Estamos tratando de alcanzar el siguiente nivel, hacer algo para promocionar este deporte! Si queremos llegar ahí, entonces tenemos que estar preparados para afrontar este número de partidos. Todos tenemos que ajustarnos a estas nuevas necesidades. Si no, retrocederemos hacia atrás.

¿Qué le parecen las ventanas de la FIBA?

No creo que sean de ayuda. No me producen mucho entusiasmo, aunque entiendo la importancia que para los jugadores tiene representar a su país. La del baloncesto es una realidad distinta al fútbol. No cuentan con más de 100 jugadores en la NBA que no podrán ir jugar con su selección a mitad de temporada. ¿Es esto una buena promoción?

Háblenos de su trayectoria. ¿Qué recuerda?

He sido un privilegiado. Comencé en el equipo de mi ciudad, Forlì, donde estuve 11 años. A pesar de un presupuesto muy limitado, nos las ingeniamos para traer a jugadores que hoy parecería imposible, como Bob McAdoo (MVP de la NBA en 1975 y campeón de la NBA en 1982 y 1985 con los Lakers). Luego llegó mi etapa en la Benetton. Nada más aterrizar coincidí con el que aún hoy considero uno de los mejores de siempre: Toni Kukoc. Fue el primer Me siento extremadamente bendecido por todas las temporadas que pasé allí. Zeljko Obradovic, Ettore Messina, Mike D’Antoni, David Blatt… ¡todos los entrenadores más exitosos pasaron por la Benetton! También trabajé con excelentes jugadores: Garbajosa, Trajan Langdon, Ramunas Siskauskas… Coincidir con Jorge fue muy significativo para mí. De alguna manera creo que le ayudé a darse a conocer. Cuando llegó con nosotros, nadie sabía nada de él. Simplemente era un joven formado en Vitoria.

Y luego volvió a encontrarse con él en Toronto.

Tras cuatro increíbles años en la Benetton le traspasamos al Unicaja. Cuando me fui a la NBA, mi primera decisión fue traerle a Toronto. Estoy muy contento por todo lo que hizo y por dónde está ahora. Como presidente de la FEB, ahora tiene una gran responsabilidad. Le deseo mucha suerte. Es una gran persona y un amigo muy cercano. De no haber sido por aquella lesión en su primer año en los Raptors, habríamos sorprendido a mucha gente. Fue una campaña muy especial con él, Calderón, Anthony Parker, Bargnani… Eran unos Raptors muy europeos.

También trabajó para los Thunder, en la 2013-14.

Mi responsabilidad era otra y Kevin Durant estaba aún a bordo. Es una gran organización. Una de las franquicias que siempre han sido unas adelantadas a su tiempo. Es increíble cómo estudian cada aspecto del juego (la recuperación médica, dietas de los jugadores), las instalaciones que tienen. Sam Presti es un magnífico general manager.

Y hoy en día, como dice, hay más de 100 no estadounidense en la NBA.

Es la evolución natural del juego. Cuando el primer extranjero aterrizó en la Liga (el búlgaro Gluchkov), había mucho escepticismo. No es coincidencia que fuera Phoenix, con la familia Colangelo al frente, quien diera ese paso. Fue el propio Bryan quien apostó por mí en Toronto como el primer directivo internacional con poder de decisión. Romper barreras siempre es positivo. Sobre todo los jugadores, ellos tienen la clave para mejorar este deporte. Son una poderosa arma de promoción del baloncesto por todo el mundo. Ese es uno de los secretos por el que la NBA es la liga más conocida a nivel mundial. Tiene tanto éxito porque cuenta con ídolos en casi cada país. Hoy están obteniendo tantos beneficios no sólo por la calidad de su juego, sino por lo que esos jugadores representan en sus casas.

Cómo general manager, ¿qué diferencias observa entre un equipo europeo y otro NBA?

La principal es el propio sistema. Son dos modelos de deporte completamente distinto. Uno está basado en el concepto de una liga comercial en la que todos trabajan juntos, compartiendo los beneficios de su negocio. Recuerdo que en mi primer día de trabajo me dejaron encima de la mesa un libro con miles de reglas que son respetadas por todo el mundo. Nadie las incumple. El modelo europeo está basado más en el drama, la adrenalina... En ocasiones la normativa en cada país es como el día y la noche. Elementos como el draft o un límite salarial no pueden ser transferidos por el momento.

¿Le iría mejor al baloncesto europeo de imitar el modelo NBA?

Nunca he sido defensor del copia y pega. Lo ideal es coger lo mejor del otro modelo y tratar de ajustarlo al tuyo propio. Hay cosas que sí se pueden adaptar y otras que no. Forma parte de la propia evolución del juego.

Sus Raptors escogieron en el número uno del draft al primer europeo de la historia: Andrea Bargnani. Se le ve ahora más cómodo, de vuelta en el Viejo Continente.

Creo que cuando se dice que no ha tenido mucho éxito habría que entrecomillarlo. Uno mira sus números y descubre que en diez temporadas fue capaz de anotar en dobles dígitos. Enséñeme una lista con jugadores extranjeros que lo hayan hecho en todo ese tiempo. Es más una cuestión de las expectativas enormes que levantó al ser número uno. Tenía tanto talento que la gente esperaba grandes cosas de él. Por eso puede que resultara algo decepcionante.

¿Queda lejos el día en el que veamos a un europeo como entrenador jefe?

Siempre le hago la misma broma a Obradovic: ‘David Blatt estuvo en Cleveland, D’Antoni pasó por Phoenix, los Knicks, los Lakers y ahora Houston. Tengo a Messina en San Antonio. El único entrenador NBA que me falta eres tú’. Pero no es fácil. Es una de esas barreras que tenemos que derribar. No sólo hace falta un gran técnico, sino un equipo que sea capaz de ver el valor que algo así alberga.

Revele su secreto. ¿Cómo se encuentra el talento?

Cuando estaba en la Benetton fuimos el primer equipo en invertir abiertamente en scouting. Allí entendimos que el talento se encuentra en cualquier lugar. No puedes quedarte en casa y esperar a que venga a ti. Tienes que salir fuera y gastar dinero para encontrarlo. Así que creamos una red de ojeadores que viajaba. También creamos eventos. La gente olvida que los cuatro primeros Basketball without Borders se desarrollaron en Treviso. También organizamos la primera liga europea de verano. Esto ayudó a todo el baloncesto europeo, no sólo a la Benetton. Otra cuestión por qué se hace. Muy sencillo, scouting significa tener una menor probabilidad de cometer errores. Te ayuda a crecer como organización, técnicamente y económicamente. Si al final no puedes mantener a un jugador su salida te permitirá refinanciarte para encontrar nuevos jugadores.

Parece que el Real Madrid he hecho los deberes últimamente. Ahí está Luka Doncic.

Es una organización fantástica. Tuve la suerte de visitar sus instalaciones y ver su organigrama. No hay nada comparable al Madrid, NBA incluida. Están haciendo un gran trabajo en la captación de jugadores. Así es cómo se hacen las cosas. Ahora tienen a Doncic y luego al siguiente Doncic. No paran de traer a jugadores que mejoran su programa.

Acabamos. Pero antes, me gustaría que valorara los logros del baloncesto español en los últimos tiempos.

España ha sido la referencia del baloncesto europeo en los últimos 15 años. El ejemplo a seguir en términos de calidad de su liga, jugadores y selección nacional. Fijándonos en ello, exceptuando Estados Unidos, podemos decir que España es el país líder a nivel mundial. No hay liga aquí que genere más que la ACB. Han sido muy inteligentes produciendo tantos grandes jugadores que, a su vez, atraerán a las futuras generaciones a practicar baloncesto.