Los Grizzlies están jugando sin el base Mike Conley, que firmó en verano el contrato más alto de la historia de la NBA (5 años, 153 millones de dólares), y sin su fichaje estrella, Chandler Parsons (4 años, casi 95 millones). Pero cuando parecía que la plaga de lesiones ponía su temporada en jaque, están ganando partidos: ahora cinco seguidos y en total 16 (16-8), entre ellos los doce (12-0) que se han resuelto por cinco puntos o menos.

Una clave es su defensa, ya la mejor estadísticamente de la NBA. Otra, la principal, es Marc Gasol. El pívot español está jugando el mejor baloncesto de su carrera, con más responsabilidad anotadora que nunca en un equipo diezmado. “Es fácil descartarnos pero seguimos encontrando formas de ganar”, dice Marc, que en la racha de cinco triunfos seguidos promedia 26,8 puntos, 7,4 rebotes, 5,2 asistencias y 2 tapones... con un 50% en triples.

No hay mayor evidencia de la evolución de Marc que su crecimiento como tirador. En sus primeros ocho años en Memphis había firmado un 12/66 total en triples. En 23 partidos de esta temporada está en 37/84. Tiraba 0,1 por partido, ahora 3,7… incluidos algunos decisivos in extremis. Excelentes noticias tras la grave lesión en un pie que le secó desde febrero hasta el inicio de esta campaña, Juegos de Río incluidos. Ahora apunta al que sería su tercer All Star y, con permiso de las monstruosas actuaciones de DeMarcus Cousins, vuelve a erigirse en, para muchos, el mejor pívot puro de toda la NBA.