Brad Stevens no ha tenido que esperar al 5 de febrero (fecha límite) para obtener un reconocimiento más a su carrera: será el entrenador del Este en el All Star Game de Nueva Orleans (domingo, 19 de febrero). El técnico de los Celtics obtuvo este honor tras la derrota de los Raptors en Orlando, que impedía a Dwane Casey superar antes del domingo el balance de victorias realizado por el equipo de Boston (32-18). Steve Kerr, por su parte, será el entrenador del Oeste. Será la segunda vez en su carrera.

El entrenador de la franquicia de Massachusetts llegará a su primer Partido de las Estrellas a pesar de que los Cavaliers tienen más triunfos (33-15) debido a la normativa NBA, que impide que un técnico, en este caso Ty Lue, se siente en el banquillo dos años consecutivos. Es la conocida "Regla Pat Riley". El de los Lakers estuvo al frente del Oeste nueve años seguidos (1982-1990) y la Liga quiso acabar con este tipo de monopolio. 

Stevens, carrera brillante

Este honor es un premio a una carrera progresiva y brillante. Stevens llegó desde la Universidad Butler para sustituir a un tótem en el banquillo verde como Doc Rivers. En sus manos se encomendó la transición de los Celtics del Big-Three (Pierce-Garnett-Allen) a una nueva etapa y, con paso calmado y una habilidad superlativa para exprimir cada gota de calidad, avanzó con paso firme. De las 25 victorias de su primera temporada a las 48 de la pasada, pasando por dos Playoffs. La postemporada es su cuenta pendiente: nunca ha superado la primera ronda.

Este curso, Stevens va en camino de superar sus límites pasados. Si continúa a este ritmo de victorias (seis cada diez partidos), los Celtics finalizarían esta campaña con un balance 56-26, una cifra no vista en Nueva Inglaterra desde hace seis cursos.