En la élite no hay gloria sin agonía, así que el Madrid hizo acopio en Zaragoza de un poquito de sufrimiento para guardar en la maleta que se llevará a Vitoria. Ahora ya entre el equipo blanco y la Final Four no hay nada que se interponga, todo se ve y se lee en clave europea, toca el asalto a un reto colosal, la Undécima. Con esa mirada el Real logró un doble triunfo, la victoria en sí que le confirma como líder sólido de la ACB y el parte de bajas, que lo firmó en blanco. Esta vez había entrado Yusta por Rudy en la convocatoria, pero la ausencia del mallorquín no fue por lesión, ni siquiera por precaución, sino porque ha sido padre por segunda vez.

El Madrid afrontará el fin de semana más importante de la temporada tras encadenar tres victorias en la Euroliga (las tres del playoff) y ocho en la ACB. Racha que le permite completar una remontada inopinada por el hundimiento del Barça, empujado al hoyo por el infernal calendario. Los de Pesic han pasado de perder solo cuatro encuentros en siete meses a tres en trece días.

Vayamos al duelo, el que midió a dos de los bloques con más músculo competitivo en la Liga Endesa. Tavares obscureció Zaragoza por partida triple. Primero eclipsó al Tecnyconta con su imponente presencia y luego a su propio equipo con su ausencia. Y de nuevo al rival en el tramo decisivo, en los últimos seis minutos. Si le hubieran contabilizado todos los balones que interceptó, aunque solo fuera tocándolos levemente, quizá estaríamos hablando ahora de un triple-doble histórico, con tapones en lugar de asistencias. Acabó con 17 puntos (8 de 11 en el tiro), 11 rebotes y 7 gorros para 27 de valoración y una sensación de dominio bestial (+27 con él en pista). Hacía 28 años que ningún jugador madridista colocaba 7 tapones (Stanley Roberts, en 1991) y han pasado diez desde el último que lo logró en la ACB (Michael Ruffin, 2009). Una fiera.

La reacción local exigió al Madrid

Los blancos habían pasado de navegar con comodidad 15 arriba (32-47) al poco de iniciarse el tercer periodo a verle las orejas al lobo, al gladiador Okoye (2 de 14 en el tiro, pero 9 capturas y 5 asistencias) y a sus acompañantes (incluyan ahí a Alocén, un valor seguro de 18 años). Se la pudo liar el equipo maño a los de Laso a seis días de la Final Four (58-58), pero el Madrid anda fuerte. Subsanó sus lagunas en el rebote y sus errores en los tiros abiertos y cambió el paso atrás. Con 62-63 soltó un parcial seco y demoledor de 2-18.

Tavares y Taylor contenían al enemigo y a la vez eran incontenibles. El acelerón comenzó con un robo de cartera de Taylor a Alocén y un furioso mate del sueco, que volvería a colgarse del aro mientras no dejaba de aplicarse en defensa. Entre medias, Tavares rompía en ambos lados de la pista y Causeur se iba al banquillo (10 puntos en lo que dura un cuarto) justo antes de que Llull (7 asistencias, 1.501 en su carrera) elevara al marcador el 64-81.

Un rodaje perfecto y exitoso para el campeón de Europa ante uno de los equipos más atractivos del curso, ejemplo de plantilla bien armada, donde la juventud y la veteranía mezclan bien y la fuerza y el talento conviven en armonía. Unos sueñan ya con el playoff, los otros con la Euroliga. Veremos si se hacen realidad.