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MUNDIAL CHINA 2019 | AMISTOSO

Ricky, desencadenado en Ningbó

El base juega unos mágicos minutos finales, derriba a Argentina (76-84) y le da un triunfo de prestigio a una España sin Marc Gasol. Claver, Ribas y Llull, bien en la intendencia.

NingboActualizado a
Ricky, desencadenado en Ningbó
alberto nevado piqueras

El mago de El Masnou también es el mago de Ningbó. Desatado en los últimos minutos, donde estuvo sencillamente descencadenado, Ricky Rubio, 25 puntos, despachó a Argentina (76-84) con un festival de inspiración y talento puro al alcance de pocos jugadores por más que se tratase de un amistoso. El festival de Ricky demostró además cuántos partidos caben dentro del mismo y cómo mandan los instantes. Correcto y anotador al inicio, asfixiado por Vildoza en el tercer cuarto, el buen criterio de Scariolo le sacó de la cancha para darle aire y dejar que resolviese un partido que llenará de confianza a España, capaz de jugar y ganar sin su otro jugador franquicia, Marc Gasol (con gastroenteritis en el hotel). Porque lo de Ricky ya son palabras mayores. Él lo siente. Tiene que ser su Mundial.

En vísperas de un torneo así, esto también viene bien. Un partido apretado, jugado en un puño ante una vieja e íntima enemiga, Argentina. Y si es con un triunfo que refuerce la confianza, mejor. Todo eso le pasó a España en su primer partido en territorio chino, cerrado con unos flashes finales de Ricky casi de película.

Desde Ningbó ya se divisa el Mundial. Los jugadores han subido un punto de intensidad y Scariolo empieza a ponerse exigente. Oriola, que entró en el quinteto en lugar de Marc, no duró ni tres minutos en la madera del Olympic Sports Center. "¡Vamos a jugar con contacto!", gritó el técnico de Brescia a sus jugadores para abrirles los ojos. Demasiadas desatenciones. Argentina salió con más luces puestas (11-3). Laprovittola dominaba el tiempo del partido y Scola, cuyas facciones muestran el inevitable paso de la edad, mantiene su clase y la lectura del juego a sus 39 años. Ricky se puso al mando de las operaciones y España empató en un periquete. El juego interior de Argentina no es poderoso. Buena oportunidad para Willy, que hizo diez puntos antes del descanso. A su producción se unió a Llull, que gota a gota se acerca a un momento óptimo de forma; y a dos barcelonistas que serán fundamentales en la intendencia del Mundial. Ribas, jugador que sabe elegir sus momentos de tiro, anotó tres triples en el partido. Claver firmó una gran primera parte: dos robos, dos rebotes ofensivos (para cuatro totales) y cuatro puntos. Claver, ese "jugador mucho más importante de lo que parece" como le define Jorge Garbajosa, fue el termómetro perfecto para entender que España había subido la intensidad en un segundo cuarto en el que Scariolo también se permitió probar un quinteto bajísimo con Oriola de único hombre grande y Juancho de cuatro ante la ausencia de jugadores altos también en Argentina, donde Gabriel Deck empieza a adquirir un papel protagonista.

La segunda parte se ensució un poco. Era un amistoso, sí, pero en un Argentina-España no se regala nada. España hizo un mini-break nada más empezar el tercer cuarto (37-46), la máxima diferencia del partido, pero luego encontró unos tremendos problemas para anotar. Vildoza hizo un tremendo esfuerzo para agotar a Ricky y eso penalizó a la Selección, que perdió la brújula. Durante ratos, sólo la sostuvo la intensidad de Claver en defensa, espectacular; y las canastas de los mejoreados Llull y Ribas. Scola, mientras, a lo suyo. Ciertas canastas resultaron un clínic. Terminó el partido con 24 puntos. Parece eterno.

Scariolo, que había mandado al banquillo al rincón de pensar a Ricky para que cogiera aire, clavó el momento de su vuelta. El base de El Masnou estaba a tiempo todavía de sacar su magia. Y entró fresco y determinado a resolver el partido. La imagen de los jugadores de la Selección rodeándole después de un dos más uno magistral es la de un equipo que sigue a un jugador en estado de gracia y que, perdidos aquellos referentes como Navarro y Pau, empiezan a saber a quién hay que seguir en China. Ricky se desató en Ningbó.