Dos semanas después de que el presidente y el técnico se miraran a los ojos y en tres segundos decieran que Xavi tiene que seguir, la realidad se impone sobre las mentiras y las excusas.
Llegó a Barcelona tras el Mundial de España para liderar un equipazo con Maradona y Schuster y en cuanto llegó con sus tejanos, la americana, el pelo largo y el cigarrillo entre los dedos dejó frases para la posteridad.
Crisis aplazada hasta nueva orden. La política de patada adelante del Barça vivió un nuevo episodio chusco que no asegura, ni mucho menos, que esto haya acabado aquí.
El Barça enterró sus opciones para aspirar a la Liga en un partido cruel que culminó una semana muy dura y donde en el Bernabéu, como decía Núñez, “salió el 36″, como siempre.
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