SPURS 117- THUNDER 89 (3-2)

Ganar en Texas es otra historia

Tim Duncan lideró la orquesta coral que volvieron a ser los Spurs, que superaron el 'efecto Ibaka' y volvieron a ejercer su dominio en todas las facetas del juego.

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Protect our house” (proteger nuestra casa). Eso es lo que se podía leer en el cartel que un aficionado texano exhibía con ánimo en el AT&T Center de San Antonio. Se pudo ir tranquilo a casa o a donde quiera que lo hiciese, su equipo (los Spurs) cumplió al pie de la letra su petición. ¡Vaya si lo hizo! Como ya ocurrió cuando la serie se trasladó a Oklahoma City, la final del Oeste volvió a dar un giro de 180º. Un nuevo y completo cambio de guión. Una bendita locura en la que los equipos de casa se están mostrando intratables. Los de Gregg Popovich volvieron a ser ese conjunto eficaz y dominador en todas las facetas que redujo a cenizas el ímpetu y valentía de unos Thunder que volvieron a enredarse. El 117-89 explica sin necesidad de más palabras lo acontecido esta madrugada.

Como decíamos, las diferencias entre ambos equipos volvieron a ser siderales. +17, +35 y + 28, esa es la renta con la que han ganado los texanos sus tres duelos, por los nueve y trece puntos con los que lo hicieron los pupilos de Scott Brooks en sus, por el momento, dos victorias. Diferencias menores que su rival, pero que no reflejan la superioridad que mostraron en la pista durante ambas. Hay que remontarse a 1992 para contemplar una final de conferencia en la que los cinco primeros encuentros se resolvieran todos ellos por una ventaja igual o superior a nueve tantos. Camino de su segundo anillo, los Bulls de Jordan acabarían deshaciéndose a domicilio en el sexto de los Cavs por un resultado menos abultado (94-99).

Centrándonos en lo ocurrido sobre el parqué, lo primero de todo es ser justos y reconocer el trabajo de Tim Duncan. Una vez más hay que quitarse el sombrero ante quien cada vez está más cerca de convertirse en el mejor ala-pívot de la historia. Son ya 227 encuentros los que lleva disputados en playoffs, de los cuales, y contando sus 22 puntos y 12 rebotes de hoy, 154 los concluyó logrando un doble-doble. Únicamente Magic Johnson (157) se encuentra por delante. Otros mitos como Wilt Chamberlain (143), Shaquille O’Neal (142) y Bill Russell (137) ya quedaron atrás. Puede que suene a topicazo, pero el día que Tim se retire, comenzaremos a valorar su verdadera dimensión. A ser justos con su majestuosa figura.

Junto a Duncan, el resto de sus compañeros supo cumplir su cometido a la perfección. San Antonio funcionó como un martillo pilón durante los 48 minutos. Los Thunder pudieron seguir su nivel de acierto (como en los ‘Games’ 1 y 2, los hombres de negro volvieron a lanzar por encima del 50%) durante el primer cuarto. El empate a 32 con el que concluyó dejó entrever que finalemnte viviríamos un choque igualado. Nada más lejos de la realidad. Reggie Jackson, en el quinteto tras ser duda en las horas previas, comenzó como un tiro y anotó 11 puntos sin fallo que mantuvo a su equipo a flote. De hecho, un triple suyo estableció el 17-24 en el marcador que hizo encender las alarmas en el conjunto texano. Sin embargo, desde ese momento perdió toda incidencia en el juego. De nuevo, Durant y Westbrook (46 puntos entre ambos) acabaron siendo los únicos que tiraron del carro thunder, más allá de la encomiable entrega de Steven Adams. OKC no fue nada más que eso.

Por su parte, Popovich (incluyó a Bonner de inicio en detrimento de Splitter) encontró el antídoto que puso fin al 'efecto Ibaka': algo tan simple como el conseguir que sus chicos hicieran lo mismo que en los dos primeros envites. Así, el congoleño nacionalizado español pasó desapercibido, no pudo volver a crear ese temor que infundió a sus rivales en las dos noches previas. Apenas acorraló a Danny Green en una jugada bajo el aro comienzos del tercer cuarto. Poco más. Quizá su progresiva pérdida de eficacia se deba a que su maltrecho gemelo izquierdo ha dicho basta, aunque tras la conclusión el jugador dijo sentirse igual que en las citas previas. Veremos. Lo dicho, una vez superado el muro Ibaka, todo resultó más fácil. Los exteriores locales volvieron a penetrar sin dudas camino del aro para conseguir volver a anotar con fluidez en la pintura (71,4% de acierto) o, en su defecto, asistir a Duncan para que culminase la misión. Todo esto complementado con unos más que notables porcentajes desde la línea de tres puntos (13/26) que acabó por obligar a abrir más de lo debido la defensa Thunder. "Tenemos que continuar jugando de la misma forma", reconocía el propio Popovich segundos antes de que diese comienzo el último cuarto.

Ante semejante circunstancia, San Antonio encontró todo a favor para volver a hacer valer su juego de equipo (ese extra pass) frente a la potencia de su rival, a la que logró maniatar en ataque. Prueba de ello fue el hecho de que un Durant que intentó mantener a trompicones a los suyos a través de acciones aisladas se marchase al descanso (65-55) sin haber acudido a la línea. Acabaría anotando apenas uno de sus cuatro intentos. Su socio, Russell Westbrook, no tuvo una noche mejor, poniendo fin a una racha de 25 tiros libres consecutivos anotados. De hecho, volvió a jugar ese papel tan característico de Jekyll&Mr. Hyde, tal y como se comprobó tras una innecesaria falta en ataque que cometió en el tercer cuarto en pleno apogeo texano y cuando su equipo necesitaba de alguien que mantuviera la cabeza fría.. Su impotencia contrastó con la maquinaria perfectamente ingresada de San Antonio. En el primer cuarto anotaron hasta ocho jugadores, acabando seis de ellos (Duncan, Ginóbili, Leonard, Parker, Green y Diaw) con dobles dígitos en dicha faceta, sumando un total de 94, cinco más que su rival… 

Otro factor clarividente de lo acontecido anoche: la superioridad del banquillo local (55 tantos por 26). Y nadie mejor para ilustrar semejante producción que Manu Ginóbili. Muchos lo dieron por muerto hace un año. Hoy muestra a la perfección su fundamental labor como sexto hombre. En apenas 21 minutos de juego consiguió 19 puntos, repartió seis pases de canasta, y todo ello sin cometer ni una sola pérdida.

Ante manifiesta desigualdad, ambos técnicos decidieron dar por terminada la contienda con casi diez minutos para la conclusión al retirar a sus titulares y apostar por la segunda o inclusa tercera unidad. Ahora ya toca mirar al sexto encuentro. En la madrugada del sábado al domingo comprobaremos si se sigue con el guión previsto y presenciamos un claro triunfo de los Thunder, o si por el contrario la serie nos depara ese ya casi ansiado e igualado duelo entre las dos potencias del Oeste. ¿O lo veremos en el séptimo partido? Por ahora, lo único de lo que podemos hablar es de la estadística, y esta dice que en el 82% de las veces que una serie llegó 2-2, el equipo que se impuso en el quinto acabó superando la eliminatoria. Otro dato que podría confirmar esta hipótesis es que, de llegar a disputarse ese hipotético envite decisivo, tendría lugar en el mismo escenario y el récord de San Antonio esta postemporada en su feudo es de 9 victorias y una única derrota 1, cosechada ante Dallas, otro equipo texano...