LOS ESPAÑOLES Y EL NUEVO CURSO

Pau Gasol se va al Este en busca del sueño del tercer anillo

Agente libre por primera vez después de trece años, Gasol eligió Chicago tras sus etapas en Memphis y Los Ángeles. Le espera el exigente pero ganador 'sistema Thibodeau'.

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Pau Gasol se va al Este en busca del sueño del tercer anillo
TANNEN MAURY EFE

El 27 de junio de 2001, Atlanta Hawks elige con el número 3 del draft a Pau Gasol y le envía al momento a unos Grizzlies que se mudaban de Vancouver a Memphis junto a Lorenzen Wright y Brevin Knight, a cambio de Jamaal Tinsley y Shareef Abdur-Rahim. En esa primera temporada, en la que fue Rookie del Año 2002, Gasol promedió 17,6 puntos y 8, 9 rebotes por partido y ganó 2,9 millones de dólares. La primera de trece campañas en las que el mejor jugador español de la historia derribó todas las barreras de nuestro baloncesto: dos anillos de campeón, cuatro All Star Games disputados y una carrera de, entre Memphis Grizzlies y Los Angeles Lakers,18,3 puntos y 9,2 rebotes por partido que le situaba, seguramente entre los cinco mejores europeos en la historia de la NBA, en el rango estadístico de mitos como Elgin Baylor y Kevin McHale. En este pasado verano 2014, Gasol salía por primera vez al mercado como agente libre, con todas las cartas en su mano para elegir destino y el peaje de un mal final de trayecto en los Lakers, deslucido en lo colectivo por la tremenda crisis post Phil Jackson y en lo personal por más de dos daños marcados por los rumores de traspaso, las lesiones, y el juego a constraestilo de un Mike D'Antoni empeñado en meterle en un rol de cuatro demasiado abierto que chocaba frontalmente con el momento de carrera y las piernas de un jugador camino de los 34 años que ha cumplido en julio.

Gasol quería pelear por un tercer anillo y dar un último y bien merecido mordisco contractual a una carrera en la que ha ganado, en contratos NBA, 156,5 millones de dólares. De aquellos 2,9 de rookie a los 19,2 con los que cerró en junio su última extensión de contrato con los Lakers, que le había valido 57 millones en el tan fallido en lo deportivo periplo 2011-2014. Justo después de los anillos y la gloria. Así que Gasol descartó las ofertas más fuertes en lo económico pero difusas en los deportivo de los Lakers o esos Hawks que le draftearon trece años antes, y también las aproximaciones de equipos en los que hubiera tenido el asalto al anillo garantizado, Spurs y Thunder, pero que sólo podían ofrecer los 5,3 millones de dólares de la mid level exception. La respuesta a la ecuación deportivo/económica estaba en Chicago, donde los Bulls ultimaban su vuelta al primer plano competitivo y pusieron sobre la mesa más de 22 millones de dólares por tres temporadas.

Chicago ofrece al último Pau Gasol uno de los principales mercados de Estados Unidos, una franquicia de arraigo y funcionamiento impecable y un sistema deportivo ordenado y con un foco incuestionable gracias a las órdenes de uno de los mejores entrenadores de la NBA actual, Tom Thibodeau. Los Bulls son para Gasol una oportunidad excelente pero también un reto: es un equipo que sobresale en aquello en lo que él va más justo ya (energía física, defensa) y necesita imperiosamente lo que él puede aportar (experiencia competitiva, talento ofensivo, juego al poste). Los Bulls de la pasada temporada fueron la segunda mejor defensa de la NBA sólo por detrás de la de los Pacers (y la mejor en número brutos: apenas 90,2 puntos encajados por partido), pero también el peor ataque en cifras (93,7 puntos por partido) y el tercero peor según las estadísticas avanzadas, sólo por delante de Sixers y Magic, dos franquicias en profunda reconstrucción.

A partir de esa idea, y con la base de un equipo capaz de ganar 48 partidos y jugar playoffs a pesar de la segunda lesión de Derrick Rose y el traspaso de Luol Deng, parece que la jugada es forzosamente ganadora: regresa Rose, parece que esta vez por fin para quedarse, y se cambian los 15,3 millones que cobró la pasada temporada un Boozer en franca decadencia por los 14,7 que amasarán, entre los tres, Gasol y dos rookies tan interesantes y prometedores como Doug McDermott y Nikola Mirotic. Tres jugadores que se reparten experiencia y juventud y que por encima de todo significan una potenciación enorme, casi una refundación, del arsenal ofensivo de unos Bulls que sin Rose giraron completamente la temporada pasada en torno a un Joakim Noah que fue Defensor del Año mientras repartía 5,4 asistencias por partido, convertido en playmaker desde el poste alto. Un atisbo del excelente material con el que trabaja Thibodeau: Gasol viene de promediar 3,4 asistencias en su último año laker. Entre él y Noah, sus nuevas torres gemelas, 8,8 asistencias por partido en la 2013-14.

El volver a empezar de los Bulls pasa desde luego por Derrick Rose y sus rodillas pero pasa también por Pau Gasol. El español tiene puntos y generación de juego en el poste bajo, una absoluta necesidad para un equipo que la temporada pasada apenas produjo el 40% de su anotación en la pintura. Si se aplica en defensa y su físico responde a un último asalto de máxima exigencia, será diferencial por su inteligencia en el juego colectivo, su experiencia y su talento. Tiene, eso sí, que convertir en rutina los niveles de esfuerzo y concentración defensiva que exhibió en los playoffs de 2009 y 2010, en ruta hacia sus dos títulos con los Lakers. Y va a tener que jugar mucho de ala-pívot al lado de Noah, si bien en el primer esbozo de pretemporada ya se ha visto que Thibodeau ordena a su pareja de pívots para que el español tenga espacio en el poste bajo con el francés subiendo a la cabeza de la zona. Cerca del aro, tanto en ataque como en defensa, aparece la mejor versión de un Gasol al que no le dolía tanto jugar de 4 como hacerlo de 4 abierto, ese rol del stretch four que abre la pista y tira desde posiciones de alero para el que ya no tenía ni cuerpo ni seguramente ganas.

En su actual versión, si medimos el rastro de sus movimientos por la pista en las dos últimas temporadas, Gasol ha sido especialmente efectivo jugando al poste y atacando cerca del aro, donde hizo el 52% de sus tiros la temporada pasada con un 55% de efectividad, o como mucho haciéndolo desde fuera hacia dentro, iniciando la jugada en las zonas frontal o derecha del ataque y sin acercarse demasiado a la línea de fondo y las esquinas: según se aleja del aro y se escora, sus porcentajes van cayendo hacia el 35%, peores en tiros más allá del rango de los cinco-seis metros. Pau Gasol y thibodeau tienen que encontrarse y entenderse, seguramente poniendo los dos de su parte. Porque Gasol va a jugar mucho, seguro: la cuestión es si va a jugar cuando queman los partidos. Para eso tendrá que dar el plus que no tiene la pareja Gibson-Noah, algo que podrá hacer por calidad y estilo siempre y cuando sepa sufrir y salir lo suficiente de las zonas de confort de su juego. Si lo consigue, será importante en un viaje que podría terminar en un tercer anillo y en una Conferencia Este en la que, tampoco está de más recordarlo, los puestos interiores para el All Star están más baratos, como casi todo, que en el Oeste.