GUÍA AS NBA 2014-2015

Indiana Pacers: a la espera de Paul George

La grave lesión del alero y la marcha de Stephenson debilitan claramente a unos Pacers que deben armarse de paciencia. Roy Hibbert debe explotar de una vez por todas.

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Indiana Pacers: a la espera de Paul George
NBA

Puesto 2013-14: 1º del Este con un balance de 56-26. Cayó 4-2 en la final ante Miami Heat.

Previsión 2014-15: 11º puesto del Este.

Calendario 2014-2015.

Quinteto titular: George Hill, Rodney Stuckey (Detroit), C.J. Miles (Cleveland), David West y Roy Hibbert.

Principales suplentes: C.J. Watson, Chris Copeland, Luis Scola e Ian Mahinmi. (Plantilla completa).

ESTRELLA: Roy Hibbert

Ante la ausencia por lesión del auténtico líder, Paul George, David West podría ocupar perfectamente este papel. No obstante, me arriesgo y coloco a un Roy Hibbert que, en contra de la opinión general, considero que merece una última oportunidad. Se trata de un pívot de 2,18 metros al que condiciones no le faltan, pero que adolece de una debilidad mental que está obligado a dejar atrás. Parece dispuesto a ello: este verano ha perdido más de cinco kilos para ganar agilidad y trabajado con una leyenda como Abdul Jabbar para mejorar sus movimiento de espalada al aro.

CLAVES

La baja de Paul George: Aquel scrimmage de Las Vegas nos dejó, salvo sorpresa a final de temporada, sin poder disfrutar de uno de los mejores aleros de la competición. Su pérdida es irremplazable para los Pacers. Un drama.

El tándem Vogel-Bird: El primero debe innovar en el banquillo para encontrar recursos que expriman a una plantilla sensiblemente peor que la de hace un año. Por su parte, Larry Legend está obligado, con un margen salarial escaso, a mejorar su más que cuestionable labor en los despachos en la 2013-14.

David West: Su veteranía, inteligencia y sentido táctico del juego le hacen imprescindibles.

ANÁLISIS

Si tomamos el túnel del tiempo y nos situamos justo un año atrás y comparamos el panorama de los Pacers de aquel entonces con el de ahora, sólo podemos decir que en Indianápolis todo ha ido a peor. A finales de octubre de 2013, el equipo de Frank Vogel (renovado recientemente) era el único rival en mayúsculas que se anteponía entre los Heat del ahora malogrado Big Three y sus cuartas Finales consecutivas. Cierto es que se vieron de nuevo en la final del Este, pero para no faltar a la verdad, no se puede decir que Indiana fuera el mismo hueso duro de roer para los de Spoelstra como aquel de mayo de 2013. Comenzaron la temporada anterior como un cohete, asombrando y metiendo miedo a partes iguales, pero con la llegada del All Star de Nueva Orleans en febrero algo cambió. Empezaron a airearse en la prensa problemas dentro del vestuario que acabaron pro reducir un bloque compacto en una suma de egos e individualidades.

Aun así, los seguidores del equipo del estado donde el baloncesto es una religión, se darían con un canto en los dientes por repetir la mala segunda parte del anterior curso y ya no sólo llegar a la penúltima ronda, sino jugar en playoffs. La clasificación podría darse por segura si Paul George, una estrella cuyo futuro se vislumbra todavía más brillante, no se hubiera fracturado la tibia y peroné de la pierna derecha durante los primeros días de preparación en Las Vegas de una selección estadounidense que acabaría arrasando en el último Mundial. Adiós a sus aspiraciones y adiós a la temporada de su equipo.

Por si fuera poco, el roster del equipo se encuentra aún más debilitado tras la marcha a Charlotte del bipolar Lance Stephenson: capaz de maravillar para acto seguido desesperar a público y compañeros. Pese a ello, fue el mejor jugado en ataque junto con George. Le echarán de menos. Con este panorama y las últimas malas decisiones tomadas por Larry Bird desde los despachos, los Pacers se adentran en un año de arenas movedizas. Si jugadores, entrenador y directiva aguantan el tortuoso discurrir por las mismas y logran salir vivos, habrán ganado crédito para, junto con el regreso de George y ciertos movimientos acertados en el próximo mercado estival (¿tanking incluido?), recuperar esa trayectoria en línea ascendente que llevaba la franquicia.

Pero volviendo al presente, el objetivo número uno es recuperar al jamaicano Roy Hibbert para la causa. “Asumo la responsabilidad por no haber jugado mejor en el pasado. Ahora tengo confianza en mí. Voy a jugar con extremada dureza”, promete el pívot. Otra cuestión es que la afición ya haya perdido definitivamente la fe en él. Unas condiciones físicas excepcionales y calidad suficiente para dominar en las zonas de la Liga, pero que, salvo contadas excepciones, nunca han llegado a mostrarse en su plenitud. Gran defensor e intimidador, debe mejorar en ataque y, ante la baja de Stephenson, rebotear con mucha más consistencia. Del que no hay dudas es de su compañero en la pintura, David West. Un jugador aseado y eficaz, imparable en el poste alto y cuyo juego merece ser seguido por todos aquellos jóvenes interiores. Como suplente de ambos, Luis Scola. También se espera más de él.

Del resto destaca George Hill (buen tirador de tres que ya no podrá diluirse en mitad de los partidos) y entre los recién llegados asoman un Rodney Stuckey que salió por la puerta de atrás en Detroit pero que no tendrá problemas para ser el escolta titular, y C.J. Miles. Jugadores que verán revalorizada su influencia en el juego de su nuevo equipo sin haber hecho nada en especial en sus ex por merecerlo. Del banquillo, su gran debilidad el pasado curso, mejor no decir nada. Una muestra de lo depauperados que han quedado los actuales subcampeones del Este. Trabajo extra para Bird y Vogel a la espera de Paul George, la gran esperanza ausente.