IBEROSTAR TENERIFE 66 - BARCELONA 80

Sikma no pudo con la maldición

La baja de Sekulic dejó sin opciones casi de salida a un Iberostar Tenerife que sigue sin ganar al Barcelona: 0-17 en duelos directos. Lampe sostuvo a un Barça relajado.

Una microrrotura fibrilar dejó a Sekulic fuera a ultimísima hora e hipotecó las opciones del Iberostar Tenerife, que sigue perdiendo en casa lo que gana fuera (3-3) y que sigue teniendo al Barcelona como único rival al que jamás ha derrotado: 0-17 en duelos directos, quince de ellos en Liga.

Sin Sekulic el equipo canario se quedó antes de empezar sin 16 puntos, más de 9 rebotes y 22 de valoración. Y sin ancla: sin su presencia interior, su juego (valiente, como siempre) quedó demasiado fiado a un tiro exterior muy racheado, que le abandonó en todo el tramo central del partido y sólo resurgió en amago final de remontada que nunca estuvo realmente cerca de producirse. Para entonces ya jugaba en marchas cortas un Barcelona que gestionó su superioridad sin malabarismos y que ha llegado a 80 puntos en ocho de los diez partidos que ha jugado entre Liga Endesa y Euroliga.

El Barça, eso sí, pudo llevarse un susto por frenar demasiado pronto. Rompió el partido sin problemas en el segundo cuarto (10-22 de parcial, 8-31 de valoración) y llegó a la veintena de diferencia en el inicio del tercero (28-48), antes de ayudar a base de pérdidas por bajada de tensión a una reacción meritoria de ese Tenerife de Alejandro Martínez que nunca se rinde y siempre propone baloncesto. La escalada contra un muro imposible de los locales llegó hasta un 60-69 en medio de una racha de 11 puntos seguidos de Sikma, que terminó con 26 y 7 rebotes como estandarte de la fe de un equipo al que no le dio para apretar más el partido, rematado por un par de triples de Abrines y la producción constante de Lampe, el factor más estable del Barcelona: 14 de sus 20 puntos en el segundo tiempo, 5 rebotes y 3 asistencias. El polaco está pareciendo en muchos tramos de lo que va de temporada la alternativa más saludable a los titularísimos Tomic y Doellman, alternando minutos de 4 y de 5 y con la mejor actitud defensiva que se le recuerda. Mejor que un Nachbar que no arranca y más fiable que un Pleiss que sigue adaptándose a ritmo de diesel a su nuevo rol en un equipo de máxima exigencia constante como el Barcelona.

Xavi Pascual no dio a nadie más de 22 minutos en una mañana plácida en la que sus jugadores cargaron pilas entre el Fenerabahçe que pasó y el Panathinaikos que se avecina. Tomic, Abrines y Doellman aparecieron cuando hizo falta ante un rival que se sostuvo por ánimo de salida (18-22, primer cuarto) pero que se dio después contra un muro de realidad que había rematado la baja de su mejor jugador. Aún así arregló su figura en el segundo tiempo y mostró la buena salud que ha tenido desde que volvió a la ACB y que le tiene en lucha por jugar su segunda Copa de forma consecutiva. Un milagro en acción propulsado por una excelente estética. Todo parece posible para este equipo excepto, otra vez, ganar al Barcelona. Seguirá intentándolo, seguro.