Los Cleveland Cavaliers no bajan el ritmo. Ni a nivel deportivo, ni a nivel social y ni a nivel reivindicativo. En el plano puramente baloncestístico, LeBron (17 puntos) y los suyos sumaron esta madrugada su séptima victoria consecutiva tras destrozar a los Brooklyn Nets a domicilio (88-110) con un Dion Waiters como hacía mucho que no se le veía. Y es una gozada si se me permite decirlo. El retorno anotador del escolta es un notición para la franquicia de Cleveland ya que se pensaba que era un caso perdido.

Alcanzó los 26 puntos, su récord personal esta temporada, y se le vio otra actitud. El problema es que ésta es tan inconsistente como el movimiento de una bandera en un día ventoso. Nunca sabes por dónde va a salir. Aunque si logra mantener cierta estabilidad, será fundamental para convertir a los Cavaliers en imparables, algo que ya parece estar sucediendo.

En los últimos siete encuentros, todos ellos saldados con victorias, los de David Blatt son el tercer mejor equipo en eficiencia ofensiva (han pasado de 104,4 tantos por partido a 113,1), además han aumentado su número de asistencia por encuentro (de 21,2 a 23,9) y su porcentaje de tiro (44,4% antes; ahora, 50,2%). Todos estos 'simples' números fueron los que sufrieron unos Nets que aguantaron con arrojo hasta el descanso (49-50), pero que claudicaron tras la vuelta de los vestuarios. En los 12 minutos del tercer cuarto, los de Ohio desataron su poder y con un parcial 18-35, se fueron en el marcador y del partido.

Magnífica también fue la actuación de Kevin Love. Con 19 puntos (50% en tiros de campo, 2 de 3 en triples) fue el segundo máximo anotador del equipo. A su actuación hay que añadir la de Tristan Thompson, jugador clave de la segunda unidad cuya conexión con LeBron esta madrugada fue espectacular. Se encontraban una y otra vez para disfrute de la pareja más famosa de Inglaterra, los duques de Cambridge, presentes en el duelo de Barclays Center.

Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton vivieron uno de los grandes espectáculos del deporte estadounidense a pie de pista. Fueron agasajados por Jay Z y Beyonce antes del duelo y al finalizar LeBron, el Rey de la NBA, regalo a los futuros reyes de Inglaterra, dos camisetas: una para su hijo George y otra con 'Cambridge' en la espalda.

Ante el potencial desatado por los Cavaliers después del descanso, los Nets poco pudieron hacer. Las ausencias por gripe de Joe Johnson y por problemas en la espalda de Brook López fueron demasiado para un equipo cogido, nuevamente, con pinzas. Kevin Garnett (14) y Deron Williams (13) fueron los máximos anotadores de unos Nets que ocupan ahora mismo la última plaza que da acceso a los playoffs en la Conferencia Este.

Pero al margen de lo deportivo y lo social, mucho más importante fue lo que sucedió antes del partido. LeBron James, Kyre Irving, Deron Williams, Kevin Garnett y otros dos Nets lucieron la misma camiseta que un día antes había vestido Derrick Rose con el lema "I can't breathe" ("No puedo respirar"). La frase que pronunció Eric Garner, un ciudadano negro de 43 años, mientras era inmovilizado por un policía de Nueva York cuando era detenido por vender cigarrillos libres de impuestos. El oficial fue absuelto este mismo miércoles de la muerte de Garner, desatando una ola de indignación y protestas a lo largo de todo el país, en el que la causa racial vuelve a estar a la orden del día a raíz de los disturbios acaecidos en Ferguson tras el tiroteo contra el joven Michael Brown (también negro) a manos de otro miembro de las Fuerzas de Seguridad que le confundió con un delincuente.