"Sois más blandos que Charmin (una marca de papel higiénico) en esto. Maldita sea, ¿esto es lo que vamos a hacer en un entrenamiento? Ahora veo por qué hemos perdido 20 malditos partidos. Somos tan blandos como Charmin. Tan blandos como la mierda". Es Kobe Bryant, en el último entrenamiento de los Lakers. Duro, competitivo, enrabietado por las 16 derrotas que lleva su equipo, penúltimo de la Conferencia Oeste.

En el entrenamiento también estaba Mitch Kupchak, Manager General de los Lakers. Bryant se dirigió a él: "Se supone que tenemos que entrenar y ser mejores. Estos tíos (mot*** f***, fue su expresión) no hacen nada por mí".

Al término de la sesión Kobe charló con los periodistas que se citaron allí, y reconoció que no había sido diferente a otros entrenamientos, sólo que esta vez la prensa había podido verlo en directo: "Era yo, siendo mí mismo. Sólo reto a los chicos y veo qué pasa. Es como tirarlos a la piscina y ver si se hunden o nadan". "No había visto un entrenamiento como éste de Kobe en mucho tiempo", reconocía Nick Young.