Chandler Parsons y Andre Drummond tuvieron un discreto inicio de temporada. El alero tardó en encajar en los Mavericks y vivió el arranque de curso muy por debajo de los ceros de su contrato. El pívot, tras ganar el Mundial en España, entró en un letargo que le tenía lejos de sus brutales números de la pasada temporada con los Pistons. Poco a poco, los dos han ido acercándose a su mejor nivel y fueron los mejores de un duelo en Detroit en el que, claro, ganó el mejor equipo, unos Mavericks para los que ir de viaje al Este ha sido la mejor vacuna tras ser apabullados por los Warriors en su propia pista. Es otro mundo.

Parsons se perdió ese partido ante los Warriors pero ya lleva un par de semanas siendo el jugador que ficharon los Mavericks para acompañar a Nowitzki y Ellis: 32 puntos y 7 rebotes. Unos Mavs que si fichan a Rondo serán oficialmente uno de los grandes terrores de la NBA. Drummond, por su parte, está recuperando el tono físico que le convierte en una montaña casi infranqueable en las zonas: 19 puntos, 24 rebotes y ya está en un 12+12 de media que irá para arriba. No tanto su equipo, en el que difícilmente tienen un buen día todos sus buenos jugadores a la vez: Greg Monroe se quedó en 4 puntos (1/5 en tiros) y Josh Smith en 7. El alero, como Brandon Jennings (13 puntos, 7 asistencias) no encajan en la mentalidad ganadora que quiere construir Stan Van Gundy (5-21 por ahora…) y tienen el cartel de transferibles.

Monta Ellis sigue a un nivel que le haría All Star seguro (25 puntos, 8 asistencias) si el Oeste no fuera tan profundo en cuanto a talento y Nowitzki acompañó lo suficiente: 18 puntos, 10 rebotes.