En el estreno de la temporada los Rockets pasaron como un avión por el Staple: 90-108. Era el regreso de Kobe… y la vuelta de Dwight Howard a L.A. Después los Lakers ganaron en Houston, cosa que ahora parece extrañísima, en un partido en el que no jugó un Howard que tampoco se puso el chándal en este tercer duelo directo de la temporada. No se ahorró con eso los abucheos de un Staples que no le perdona ni su fuga del pasado verano ni sus circunstancias. Él, con su carácter habitual, se tomó las cosas con sentido del humor. Preguntado antes del partido por su ex equipo aseguró que cuando miraba a la rotación de los Lakers veía "mucho talento a punto de explotar”. Ante la extrañeza de los periodistas, añadió: “no sé en realidad, es una frase que he escuchado por ahí en algún anuncio”. Se puso más serio cuando se le preguntó por el legado de Kobe Bryant: “Cinco anillos”, dijo mientras señalaba un rótulo en el que se leía hall of famer en las instalaciones de los Lakers: “Ese es Kobe Bryant”.

Sin Kobe, lesionado de larga duración, ni Howard, baja de última hora, el partido perdió foco y se convirtió sencillamente en un triunfo funcionarial del mejor equipo sobre la pista. Guiado por el mejor jugador: James Harden sumó 32 puntos y 6 asistencias en su primer partido del curso en pista laker y se fue esta vez a 37+5. El escolta, que persigue a Curry en la carrera por el MVP, anotó 32 puntos en tres cuartos y se sentó para no volver. En teoría. Los suplentes de los Rockets vieron como un 62-84 se convertía en un 80-92 con cuatro minutos por jugar y la Barba tuvo que volver para evitar complicaciones. Anotó cinco puntos y cerró el partido.

Sin Howard, James Dorsey fue titular y terminó con 4 puntos y 7 rebotes. Josh Smith, Jason Terry y Corey Brewer anotaron 32 desde el banquillo y los Rockets (tres triunfos en cuatro partidos: 31-14) ganaron como anunciaba el guión a unos Lakers que suman ocho derrotas seguidas (12-33) y que están ya listos para esperar a que se confirme la baja para toda la temporada de Kobe Bryant y pensar ya sin disimulos en el próximo draft, en el que un número por debajo del cinco en la lotería mandaría su primera ronda a Phoenix.

Además, en L.A. las aguas bajan cada vez más revueltas para un Byron Scott que sigue dejándose a jirones la imagen de entrenador del futuro del equipo. Con Boozer como mejor jugador (18 puntos, 11 rebotes) los Lakers echaron en falta más aportación de un Nick Young en bache y al que Scott sólo tuvo ocho minutos en pista: “Su lenguaje corporal me decía que no quería jugar así que le senté”. Más lío.