LAKERS 123- BULLS 118

La fiesta de Pau con el Staples no acaba bien para los Bulls

El internacional español (20) fue recibido con honores por su antigua afición. Los Lakers aguaron la fiesta al ganar en dos prórrogas con un gran Hill (26).

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NBA

Hay ocasiones en que las fiestas no acaban como uno esperaba. A veces tienes todo a favor, el ambiente, la música, las chicas..., pero algo se trunca en un momento determinado. No sabes cómo ocurre, pero una vez que encienden las luces, te vas a casa solo, con la eterna pregunta de qué ha fallado y una gran sensación de oportunidad desaprovechada. Algo así es lo que le sucedió a Pau Gasol y a sus Chicago Bulls en la visita al Staples Center. Los de Illinois llegaron como uno de los gallitos de la Liga y se fueron con el rabo entre las piernas (123-118), por culpa de unos Lakers que sacaron orgullo e intensidad para echar por tierra toda la ceremonia previa de tributo a Pau, un laker para la historia después de seis temporadas y media y dos anillos conquistados como escudero necesario del ahora ausente por lesión Kobe Bryant.

El español fue recibido como los héroes del pasado. Recibimiento exquisito en los prolegómenos, vídeo homenaje sobre su etapa de oro y púrpura y ovación cerrada. Señales de la importancia que tuvo en la franquicia, con una relevancia suprema en sus tres primeras temporadas. Los últimos años están olvidados. Fueron malos para él, para el equipo, para la afición. Muchas miradas, durante esos tiempos negros, se giraron hacia su persona, culpándole de unos males que no eran suyos. La era post-Phil Jackson fue y es dramática para los Lakers. Existió en esa etapa muchos enfrentamientos entre estrellas, entrenadores cuestionados desde el primer día por su bajo nivel y plantillas que harían sonrojar al propio Jerry Buss, pero a pesar de esa realidad, Pau tuvo que soportar grandes críticas. Muchas de ellas injustificadas, aunque si es cierto que su apatía en los tiempos oscuros y su bajo nivel (las lesiones tampoco ayudaron) también estaban presentes en el caos en el que se convirtieron los angelinos a partir de la campaña 2012-13.

Las ofrendas al próximo titular del All Star y el nivel del rival hacían presagiar un paseo militar para los de Thibodeau. Butler (35), el mejor toro en lo que llevamos de campaña, volvía tras su ausencia en la brillante victoria ante Golden State Warriors. Todo era positivo. Incluso Thibs se atrevió a salir con Mirotic de tres, aunque el hispanomontengrino tuvo un partido aciago (en sus 12 minutos en cancha no movió su lista de estadísticas). Pero los Lakers comandados por Jordan Hill (26) y el desparpajo de Wayne Ellington (24) y Jordan Clarkson (18) no iban a ser los mejores anfitriones en toda esta ceremonia. No se dejaron intimidar por el nivel del rival y dieron buena cuenta de una defensa débil, la vergüenza de Thibs, y llegaron al descanso 11 arriba (59-48).

Los Bulls, siempre a remolque, vieron que el encuentro se les escapaba a 1:30 para finalizar. 98-89. La reacción fue magnífica. Líneas adelantadas, nervios locales y acierto visitante, hicieron que un tiro de Pau Gasol, a escasos 11 segundos, empatase el partido a 98. Hill tuvo la oportunidad de matar a los de Illinois, pero todo estaba abocado a la prórroga. El español acabó con un nuevo doble doble insuficiente a sus espaldas (20-10).

En el primer tiempo extra, los Bulls daban la sensación de que se llevarían el duelo. Con un Gasol enchufado, su equipo se alejó del marcador, pero nada iba a salir bien. Los Lakers se acercaron de nuevo, empataron y Rose (17 tantos, 27% en tiros de campo) no pudo repetir la hazaña de San Francisco. Falló en el último segundo, en la misma posición en la que había fulminado a los Warriors, y la segunda prórroga ya fue mucho para los Bulls. Los de Byron Scott se crecieron y se llevaron un duelo que los Bulls nunca tuvieron que haber perdido. Por orgullo, por calidad, por necesidad o, simplemente, porque era el día de Pau Gasol.