Los Rockets son James Harden mientras esperan el inminente, se supone, regreso de Dwight Howard. Son mucho más, un equipo profundo y bien ensamblado, pero desde Luego su 47-23, tercero en el Oeste a menos de tres partidos de los Grizzlies, sólo se entiende a través de un Harden en formato MVP, una carrera en la que sólo Stephen Curry parece por delante de él gracias a la absoluta gloria colectiva de los Warriors. Haden tronchó a la habitualmente fiable defensa de Indiana Pacers con 44 puntos y 7 asistencias. Los últimos tres partidos son una muestra clara de la relación de las constantes vitales del escolta con las de su equipo: 50 puntos y triunfo ante Denver, sólo 16 y derrota ante Phoenix y 44 y victoria en Indiana. En esos dos triunfos ante Nuggets y Pacers, en cuatro días, Harden ha sumado 94 puntos y ha tirado 47 tiros libres: ha metido 43.

A falta de Howard, sí jugaron los tocados por problemas físicos (Motiejunas, Beverley, Ariza…) y entre Brewer y Josh Smith anotaron 29 puntos desde el banquillo. Suficiente ante unos Pacers que de repente han perdido seis partidos seguidos y vuelven a complicarse su presencia en playoffs: 30-40, a un partido del octavo, ahora los Celtics. Los mejores para el equipo de Vogel, que flaquea ahora de forma tan sorprendente como se rearmó después del All Star, fueron Hibbert, Hill y un CJ Watson que anotó 23 puntos desde el banquillo. Si la pregunta era si eso es suficiente para frenar a Harden, la respuesta es no.