La calma es una rara avis en el deporte y el baloncesto no se escapa de esa realidad. Cuando todo parecía tranquilo en los Minnesota Timberwolves, Chad Ford de la ESPN señaló, en una charla sobre las opciones del equipo en el próximo draft según su puesto en la lotería, que si los Wolves caían a la cuarta posición y Okafor y Anthony-Towns ya hubieran sido seleccionados, irían a por Mudiay, un base congoleño de 19 años, y darían el visto bueno a un posible traspaso de Ricky Rubio, una operación que desde hace tiempo solicita el entorno del propio jugador.

Y desde ese momento, la noticia saltó a todo el mundo. La presión del entorno para la salida del jugador, siempre según la versión de Ford, sería ahora la misma que antes de firmar una renovación por cuatro años y 55 millones de dólares. Desvela además, que Saunders, entrenador y mánager general de los Timberwolves, dio el visto bueno al millonario contrato del base con la perspectiva de un buen negocio si en algún momento necesitaba desprenderse de él.

En esta campaña, Rubio no ha cumplido con las expectativas por las lesiones. Ha disputado sólo 22 partidos de los 82 que hay en la Temporada Regular, aunque sus medias se han mantenido como en el pasado: 10,3 puntos por partido y 8,8 asistencias.