La NBA se frotaba las manos con la final Warriors-Cavaliers. Y con razón: en lo mediático supone el ascenso al panteón de la liga de Stephen Curry, el chico perfecto, contra la narrativa del hijo pródigo del actual LeBron James, de vuelta tras cuatro años en Cleveland, la ciudad que no celebra un éxito de su deporte profesional desde 1964. En lo deportivo, se esperaban también emociones fuertes y el primer partido respondió a lo grande, prórroga incluida. Y Estados Unidos no faltó a la cita: con un 12,9 de rating medio, este se convirtió en el Game 1 de una final de la NBA más visto en toda la historia de la cadena ABC. El rating alcanzó un 15,6 y dejó una subida de un 24% con respecto al triunfo de San Antonio Spurs sobre Miami Heat en el arranque de la final de 2014.

A nivel local, los números fueron todavía más espectaculares: en Cleveland el rating llegó hasta el 41,4 y en la Bahía de San Francisco hasta el 28,9. Ambas cifras son las mayores que ha alcanzado ABC en las zonas de los equipos en liza. Después de esas áreas implicadas, donde más se vio el partido fue en Columbus (21,1), Memphis (19,9), Norfolk (16,5) y Miami (16,2), donde seguramente sintieron nostalgia tras cuatro años seguidos viendo a LeBron en las finales con la camiseta de Miami Heat.

Además, la previa del partido en ABC, NBA Countdown, alcanzó un 4,6 de rating, hasta un 18% más que hace un año.