"Curry simplemente fue Curry". Así de claro se mostró Steve Kerr cuando le preguntaron sobre el partido de su pupilo. Y es que no hay mejor definición. El base de los Golden State Warriors se vistió con el traje de MVP de la NBA que tan bien le queda y destrozó, literalmente, a los Cleveland Cavaliers en el último cuarto del quinto encuentro de estas Finales que lideran ahora los de La Bahía por 3-2.

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El base dinamitó el duelo con 17 de sus 37 puntos en el periodo final. Unos guarismos que en 40 años sólo habían alcanzado otros cuatro jugadores en un último cuarto: Shaquille O'Neal (Lakers, 2000), Dwyane Wade (Heat, 2006), Russell Westbrook (Thunder, 2012) y Kevin Durant (Thunder, 2012). Curry lo hizo todo, y bien, cuando todo estaba por decidir. Lanzó triples imposibles que acabaron con la resistencia fanática de LeBron y los suyos, y tanto esfuerzo pasó factura. Terminó el encuentro deshidratado por lo que le administraron suero para recuperarse.

Los 37 tantos de Curry, además, entraron en la historia de los Warriors. Sólo Rick Barry supera esa marca en unas Finales con 38 ante los Bullets en 1975. "Se hizo cargo del equipo en la recta final y estuvo fantástico", subrayó Kerr.