El Real Madrid está a un paso de recuperar el trono de la Liga Endesa y completar así una temporada histórica en la que ya ha conquiostado la Supercopa, Copa y Euroliga. Sin embargo, tan exitoso curso podría acabar significando el adiós de sus dos bases. En los últimos días se especula con la marcha de Sergio Llull a la NBA (los Rockets ya han manifestado que estarían encantados de poder contar con él) y el regreso de Sergio Rodríguez a la Liga norteamericana (así lo adelantó durante el primer partido de la final el reputado periodista Adrian Wojnarowski).

La posibilidad de que abandonen el club blanco es real (otra cosa es que finalemente suceda o que esperen un año más), pero dado el gran rendimiento que ambos llevan años ofreciendo y su importancia capital en el esquema de Pablo Laso, la pregunta es obligada: ¿qué perdería el Real Madrid con el adiós de los Sergios?

Antes de hablar de números, conviene empezar por todo aquello que no reflejan las estadísticas. Los intangibles. Y ahí, el impacto negativo para los blancos sería brutal. Se quedarían sin dos jugadores españoles (con la importancia que juegan los cupos en el baloncesto doméstico), dos referentes para la afición que han hecho de este Madrid un equipo "reconocible y reconocido", tal y como le gusta repetir a Laso.

Mientras Llull atendía a TVE nada más concluir el segundo partido de la final (no lo hizo en zona mixta porque tuvo que pasar el control antidoping, una pena) un sector del Barclaycard Center entonó: "Sergio te queremos, Sergio quédate". La afición madridista sospechaba ayer que quizá había visto al menorquín por última vez en el Palacio. Y es que Llull da el 100% cada vez que viste esta camiseta. Aterrizó en Madrid para disputar el playoff 2007 y desde entonces su garra, entrega y calidad le ha permitido meterse en el bolsillo al público. Cuántas veces habremos escuchado el "¡Llull, Llull, Llull!", mientras este hacía un llamamiento a la grada. Llegó como un escolta dinamitador, un revulsivo capaz de despertar de la zozobra a los suyos y se ha convertido en un base capaz de controlar el ritmo del partido a su antojo. Por el camino ha ido dejando un buen puñado de canastas ganadoras: la de la final de Copa de hace un año, un 2+1 al Laboral Kutxa, una suspensión ante el Unics en Kazán o el triple en el tercer partido ante el Valencia de la semifinal. Otros días puede no estar acertado (como en la final de Milán), pero no por ello se esconde.

Pese a compartir posición, es habitual que coincida con el 'Chacho' en pista. Rodríguez quiso probar fortuna demasiado pronto en la Liga a la que por estilo de juego y cualidades pertenece. Sin embargo, la juventud e inexperiencia le jugaron una mala pasada y regresó a Europa para enrolarse en el club blanco. Su filosofía no comulgó con la de Messina, pero de la mano de Laso fue recuperando su mejor versión para acabar dejándonos boquiabiertos en la final de la ACB en 2012. Los blancos no pudieron con aquel Barça, pero aquella eliminatoria sirvió para marcar las bases del 'Chachismo'. No sólo una manera lúdica y entretenida de entender el juego, sino una forma de vida. El paso de los años le ha permitido ganar madurez y serenidad. Sergio ya sabe lo que necesita su equipo en cada momento: si hay que correr se corre, si hay que echar el freno de mano, se agota el reloj de posesión. Lo que no quiere decir que los espectadores puedan quitar el ojo del parqué: si pestañeas puedes perderte uno de sus pases sin mirar o driblings imposibles. Un espectáculo.

Llull es la garra y el 'Chacho' la magia, pero (ahora sí) ¿qué importancia tienen en los números de su equipo? La respuesta, muchísima. Entre ambos, esta temporada han aportado el 24,9% de los puntos de su equipo en Euroliga, el 50,7% de las asistencias, el 21,9% de los robos de balón y el 24,9% de la valoración. Los datos se mantienen durante la liga regular de la ACB (ver tabla adjunta), pero en este playoff por el título se han disparado: anotando el 30,7% de los tantos, reparten el 58% de los pases de canasta, recuperan el 9,5% de los balones y logran el 29,9% de la valoración. En caso de que se marchen, quien venga a sustituirles tendrá un papel muy complicado. Veremos.