Desde el pasado mes de julio no hay noticias sobre la evolución de la lesión de Joel Embiid (21 años y 2,13). El pívot camerunés tenía que pasar de nuevo por el quirófano para solucionar su lesión en el pie derecho por una fractura por estrés y aún no se sabe si se ha llevado a cabo. Esta dolencia, similar a la que acabó con la carrera deportiva del gigante chino Yao Ming, obligó al número tres del draft de 2014 a pasar en blanco la temporada pasada, algo que también ocurrirá en esta.

El misterio sobre su cirugía se inició el 11 del pasado mes cuando los Sixers comunicaron el parte del jugador y que la operación se produciría en siete u once días. Y ahí surge el problema, pues esta cirugía aún no se ha producido. O su equipo no ha informado de la misma. Una opción, está última, muy difícil en una competición como la NBA. ¿Qué está pasando?

El tema es delicado más allá de su constantes problemas en el pie. Su situación comienza a ser insostenible en un equipo que conduce su proyecto deportivo de un lado a otro de la calzada sin miramientos. Prueba de ello fue el traspaso de Michael Carter-Williams, rookie del año con los Sixers en 2014. El camerunés cobrará 4,6 millones de dólares la próxima campaña y el equipo de Philadelphia deberá decidir antes de que termine octubre si ejercen su derecho sobre él para, todavía dentro de su contrato rookie, la siguiente: 2016-17.

Embiid es un proyecto claro de futuro, pera cada partido que no esté sobre la cancha (el próximo marzo cumpliría dos años sin jugar) su figura se distorsiona en favor de otras dos jóvenes promesas: Nerlens Noel (número 6 del draft 2013) y Jahlil Okafor (número 3 en el último proceso de selección). Ambos pívots como él, con mucha ganas de comerse el mundo y, lo que es más importante, con posibilidades de demostrar su valía encuentro tras encuentro.