Sasha Kaun ha rectificado y seguirá en el baloncesto. El pívot ruso (2,11 y 30 años) ha llegado a un acuerdo con los Cleveland Cavaliers y jugará en la NBA las dos próximas temporadas, la segunda opcional (Player Option en este caso). El ya exjugador del CSKA de Moscú, donde disputó siete temporadas (2008-2015), anunció el pasado mes de junio que colgaba las botas al no disfrutar ya del deporte de la canasta, según informó el periodista ruso Alexander Chernykh a través de Twitter. Pero ahora se abre un nuevo camino para el campeón de la NCAA en 2008 con los Jayhawks de la Universidad de Kansas.

Su llegada es un buen refuerzo para los Cleveland Cavaliers. El subcampeón de la NBA cimienta con él un juego interior que fue un quebradero de cabeza durante la pasada campaña. La lesión de Anderson Varejao a medidos del último curso, trajo la adquisición desde los Denver Nuggets de un entonado Timofey Mozgov y algo de calma. El problema en los Cavs no fue la contribución de la nueva versión mejorada de Mozgov, sino el solar que había detrás de él. En el banquillo no había nadie fiable para dar minutos de descanso a la torre rusa de 2,16 o suplirle si se cargaba de faltas. David Blatt solo veía a Kendrick Perkins. O lo que es lo mismo, la nada más absoluta. Esta soledad provocó que Blatt, con quien coincidió Kaun en la selección rusa (medalla de bronce en las Olimpiadas de Londres 2012), tuviera que improvisar en los playoffs por el título y dar minutos a Tristan Thompson de cinco y a LeBron James de cuatro, entre otras variantes.

Además, su fichaje (rumoreado desde hace semanas) llega en un momento en el que el futuro de la pintura cavalier es incierto. Varejao cuenta con dos campañas más y una tercera opcional, pero el brasileño no sale de una lesión para meterse en otra. Mozgov no ha mostrado intención de extender su contrato con el equipo (tiene un año más por 4,9 millones) y esperará a la llegada del dinero de las televisiones de la próxima temporada para decidir qué futuro es mejor para él. Thompson, por su parte, se encuentra en unas duras negociaciones por renovar y las posturas están en estos instantes en puntos muy opuestos.

A principios de verano, la solución parecía fácil. Thompson ampliaría su vinculación con la franquicia de Cleveland por 80 millones en cinco temporadas, pero todo se torció. La calidad del ala-pívot es codiciada y él lo sabe. Su capacidad para rebotear e intimidar es un lujo complicado de encontrar en el baloncesto mundial y, por ello, el jugador de 24 años y su agente decidieron estirar la cuerda: 94 millones a repartir en cinco años o mantenerse en el contrato actual (agente libre restringido este verano con una Qualifying Offer de 7.150.606 dólares para el curso 2015-16).