El partido de esta madrugada de los Chicago Bulls comenzaba con una duda: ¿quién sería el compañero en la pintura de Pau Gasol? Durante las horas previas al duelo ante los Sixers, las informaciones y rumores hablaban de un cambio en cinco inicial por parte de Hoiberg, con Nikola Mirotic como el gran perjudicado en favor de un Joakim Noah que había entrenado con los titulares. El balance 4-3 de inicio de temporada con derrotas ante rivales teóricamente más débiles como los Hornets y los Timberwolves (al margen de unos Pistons que antes eran blanco, ahora negro y mañana no se sabe) hacía necesario ese cambio, y más aún al observar la debilidad defensiva mostrada hasta el momento en comparación a los tiempos de Thibodeau: 101,4 puntos recibidos por partido antes del encuentro ante los de Philadelphia en comparación de los 97,8 del año pasado, el peor año de Thibs (88,2 en la 2011-12, la mejor en defensa).

Pero todo fueron castillos en el aire. Bueno, fueron castillos en el aire forzados. Noah no jugó finalmente ni un solo minuto por precaución (rodilla) y las dos torres de Illinois volvieron a ser, una vez más, los dos internacionales españoles, campeones del último Eurobasket con la Selección. Y la decisión (o la imposición) salió bien tanto para Hoiberg como para Mirotic. El entrenador vio como el hispanomontenegrino dejaba atrás sus malos números ante Charlotte (5 puntos), Oklahoma (2) y Minnesota (4), y recuperaba su mejor versión con 20 tantos (3/7 en triples) y 10 rebotes ante unos Sixers que son una perita en dulce para cualquier equipo/jugador que quiere levantarse tras una mal momento.

Los de Brett Brown son la debilidad encarnada. El equipo creado por Hinkie será (o no) en el futuro algo temible. Si las piezas se ensamblan correctamente y no hay ni traspasos raros, ni descenso en sus proyectos como Okafor (21 puntos y 15 rebotes esta madrugada) o Noel (no jugó por lesión), los Sixers tendrán mucho que decir en un futuro que ahora mismo parece estar a años luz. Los de Philadelphia cayeron ante los Bulls (88-111) en un duelo en el que fueron acribillados en el primer cuarto (22-31), tuvieron un arreón de dignidad por el bostezo de Chicago en el segundo (36-35 en el minuto 6:32) y desaparecieron en el último con ventajas de 26 (80-106, 1:33) para los de Hoiberg. "Necesitamos algo como esto", señaló McDermott al finalizar un partido en el que fue titular por tercer vez consecutiva y segundo máximo anotador de los suyos con 18 puntos (3/6 en triples). Pau Gasol estuvo cerca del doble doble con 16 tantos y 9 rebotes, a lo que hay que añadir 6 tapones.

Esta derrota es una línea más en la oscura historia que están escribiendo los Sixers desde la temporada 2013-14. Suman 17 partidos perdidos de forma consecutiva (desde el 27 de marzo), la cuarta peor racha de la franquicia. Tres de ellas se han forjado desde 2013. Desde esa maldita campaña, Philadelphia igualó la peor racha negativa de toda la NBA con 26 derrotas consecutivas (31 de enero de 2014 al 27 de marzo de 2014). Casi nada. ¿Lo repetirán?