CELTICS 119 - WARRIORS 124

Épicos Warriors: dos prórrogas y ya 28 victorias seguidas

Intensidad, lucha, 38 de Curry y partidazo de Green. Los de Oakland llegan al 24-0 y ya superan a los Heat de LeBron, Wade y Bosh.

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Durísima batalla en uno de los pabellones más míticos de la liga. Golden State Warriors y Boston Celtics se dejaron la piel en el parqué del TD Garden y, tras tres horas de partido (dos prórrogas), los de Oakland consiguieron un triunfo que aumenta el récord de victorias consecutivas para empezar una temporada (24-0) y que confirma la segunda mejor marca de siempre en lo que a triunfos seguidos se refiere (28, uno más de los que consiguieron LeBron, Wade y compañía en la 2012-13). Una auténtica pasada. Además, la victoria en Massachusetts llegó con un quinteto de urgencias: Ian Clark por Klay Thompson (tobillo) y Brandon Rush por Harrison Barnes. Los Celtics lucharon de tú a tú con el mejor equipo de la competición y hasta el último aliento, pero Stephen Curry (37 puntos, 11 rebotes y 8 asistencias) y Draymond Green (24+11+8+5+5) tiraron de épica para cerrar un partido que fue todo un aviso para el resto de la liga: ni aun así perdemos. Corazón, garra y carácter. Quieren más.

El Garden vestido de gala. El partido de mayor expectación en Boston desde que la noche en la que se alzó el último banner de campeones (2008), decía Marc Stein (ESPN). "Juegan muy duro y todos juntos", aseguraba Curry sobre sus rivales antes de empezar el partido. Y eso fue exactamente lo que demostraron los pupilos de Brad Stevens durante los 58 minutos de juego. Un duelo en el que la palabra intensidad era el motor de cada una de las acciones. Avery Bradley fue protagonista absoluto de los primeros minutos. El escolta, que defendió a Curry como muy pocos pueden hacer en la liga, dejó al MVP en un triste 1-7 para empezar el choque mientras anotaba una y otra vez en el otro lado de la cancha: 15 de los primeros 18 de los Celtics llevaron su firma. A los Warriors no se les gana sin más, por lo que el técnico local empezó pronto a probar diferentes estrategias. La más llamativa, la presencia de James Young en pista para defender a Livingston. El número 17 del Draft 2014 anotó cinco tantos seguidos en el primer periodo y acabó disputando 20 minutos (solo había jugado 46 en lo que llevamos de temporada). Al final de los primeros 12 minutos a Stevens le salían las cuentas. Curry no encontraba la canasta con facilidad y el movimiento de balón de los visitantes no daba resultados: 9-27 en los tiros y 3-11 desde el triple. Aun así, uno abajo los verdes mientras el pabellón empezaba a gritar sus primeras quejas. No iban a parar.

Evan Turner arrancó inspirado. Tres de tres en la pintura para empezar, cebándose con un Marreese Speights que está para pocos trotes (no aporta en ataque y menos en defensa). Y entonces, en pleno duelo entre Isaiah Thomas y Livingston (se emparejaban por primera vez: demasiada diferencia de altura, de rapidez... de todo), Curry encontró un resquicio. Bang. La siguiente la enchufó desde nueve metros. Fue el único momento de todo el partido en el que el base amagó con coger una de esas memorables rachas. Mucho mérito de la defensa Celtic. Con el comentarista local indignado ("Esto es ridículo. ¿Están de broma?", gritaba una y otra vez. Sin razón, en mi opinión), Draymond Green y Jared Sullinger se batieron en un duelo de ganchos atípicos pero efectivos y los Warriors llegaron cuatro arriba al descanso. Todo por jugar.

La intensidad iba creciendo con el paso de los minutos. Los visitantes mejoraron en el inicio de la segunda mitad y llegaron a conseguir una ventaja de 10 puntos. La fatiga de Bradley, que persiguió a Curry tras cada bloqueo, aumentaba y sus piernas no daban la talla en ataque (acabó con 19): no se puede tener todo. Ab para el final del tercer cuarto, los árbitros señalan una falta de Curry en la lucha por un rebote defensivo. Era la cuarta y el MVP ni siquiera estaba en la jugada... Un error gravísimo que llevó al '30' al banquillo. Los Celtics aprovecharon el momento y, con un 7-0 para arrancar el último periodo, igualaron la contienda (82-82). Olynyk (28 puntos), desatado como nunca antes, era la peor pesadilla de un Luke Walton que todavía tenía un as en la manga: Draymond Jamal Green. No se puede plasmar en palabras lo que hizo el ala-pívot ayer sobre el parqué. Un guerrero sin límites. Lo triples no entraban, pero estaba para todo lo demás. Una exhibición de poderío. Acabó con 24 puntos, 11 rebotes, 8 asistencias, cinco robos y cinco tapones, números que solo Olajuwon (cinco veces) y Derrick Coleman habían logrado en los últimos 40 años. Y no hacen justicia al partido inhumano que hizo el '23'.

Sudor. Los Celtics no paraban de empujar y los Warriors empezaban a echar mucho de menos a Klay Thompson y a Harrison Barnes (faltaban jugadores capaces de crear). Al final nadie quiso ganar. Falló Curry, Livingston le puso un tapón a Isaiah, un alley oop que no llegó a buen puerto y un air ball de Olynyk. Free basketball. Bradley fue expulsado por faltas en el tiempo extra y, aun así, un Curry muy castigado no supo ganar el partido (ni siquiera uso de forma inteligente el reloj...). Falló de nuevo Isaiah y sí, más baloncesto. Tras tres horas de partido y con mucho tiro libre (hasta 39 lanzaron los Warriors), el mejor inicio de la historia de la NBA sobrevivió a una guerra más: 24-0 para empezar y 28 seguidas en total. ¿Qué hay que hacer para ganarles? Los Celtics incluso metieron más triples que ellos... (primera vez que pasa en la temporada) Y no se despisten, que mañana volverán para hacernos disfrutar. Los Bucks son los siguientes en una lista en la que el nombre del rival empieza a dar igual (sin ofender). Los Warriors contra el mundo. Los Warriors y punto. Por cierto, a estas alturas sigo sin entender cómo Stevens quitó a su mejor jugador (Olynyk, en ataque) solo para forzar el small ball de los Warriors en la segunda prórroga ¿Otro ataque de entrenador?