Se acabó para los Cavaliers la gira de cuatro partidos por el Oeste con 2-2 después de sus patinazos en Oakland y Portland y dos triunfos más bien funcionariales en Phoenix y Denver (87-93). En las Rocosas y con Kyrie Irving, héroe en Phoenix, descansando en segunda noche de back to back, los Cavs mandaron siempre ante un equipo al que sus limitaciones (más sin Gallinari ni Mudiay, todavía lesionados) le quitan lo que históricamente le ha dado su pista por altitud, distancia del resto de ciudades… A los Nuggets no les valió ni el hack-a-Tristan Thompson en su intento por remontar, guiado por esa sensación llamada Will Barton (29 puntos, 7 rebotes) que será probablemente o Mejor Sexto Hombre o Jugador Más Mejorado. Pero algo será porque su descorche está siendo absolutamente fantástico en Denver. Y a los Nuggets (12-20) no les sobran precisamente las buenas noticias.

En los Cavaliers LeBron, al que volveré en un momento, anotó más que entre Portland y Phoenix (26): 34 puntos en 34 minutos con 6 rebotes y un par de asistencias. Shumpert jugó su mejor partido post lesión (16 puntos) y JR Smith anotó 11 puntos ante su exequipo. No hizo falta mucho más (0/5 en triples y 14 rebotes para Kevin Love) para unos Cavs que incluso en su actual y discreta versión son el mejor equipo del Este: 21-9 y sólo peor en la NBA (pero bastante peor, por ahora) que Warriors y Spurs. Así que volvamos a LeBron…

Hoy LeBron James cumple 31 años y esta es su decimotercera temporada en la NBA. Él mismo parece ya muy consciente de que el cuentakilómetros se va saturando, las cicatrices se acumulan por todas partes y, aunque tiene mucha carrera por delante, quizá esté en el tramo final de sus mejores años, los de la desmesura que le convirtió en el mejor de su generación y uno de los grande de la historia. Más que esos 31 años, están los ya 939 partidos y 36812 minutos (más de 39 por noche) en Regular Season. Y diez viajes a playoffs con 178 partidos, más de 7500 minutos (42 por partido) con seis finales jugadas. Kilómetros…

LeBron, en lo que algunos consideran un bache que comenzó ya en los últimos playoffs, está tirando peor que nunca desde la larga distancia, el arma que disparó definitivamente su arsenal en cuanto la estabilizó en Miami. En total, está en un 48% en tiros de campo, igual que la temporada pasada y tras cinco años por encima del 50% (56% en los dos últimos en los Heat). Tira casi cuatro triples por noche con un terrible 25%, su cifra más baja incluido su año rookie (29%) y lejos del 34% de su carrera. Y, lo que es peor, sus buenos porcentajes se concentran cerca del aro, un asunto que ya explotaron los Warriors con Iguodala en la pasada Final (y el día de Navidad) y que puede volver a ser su talón de Aquiles ante el campeón del Oeste (Warriors o Spurs u… ¿¿otro??) en lo que, si todo va bien, debería ser otro viaje a las Finales: nadie tira tanto y tan mal como LeBron fuera de la zona. Entre los jugadores con más de 200 tiros desde esas distancias (64 en toda la liga), su porcentaje es el peor, un terrible 28,5%. Un problema que además se está convirtiendo en endémico. Cerca del aro está en un 67% y en la zona en un 41%, pero en cuanto se aleja cae al 34% y en triples no pasa del 25 en la zona frontal y en la esquina derecha. En la izquierda todavía peor: 20%.