Desde luego, desde que Kobe Bryant anunció que esta sería su última temporada, se le ha visto relajado y feliz, menos preocupado por la pésima imagen de los Lakers que por despedirse de cada ciudad en la que juega por última vez. Una vez asumido que el equipo no va deportivamente a ningún lado (solo, y con suerte, a salvar un primer pick del draft que será de los Sixers se cae más abajo del número 3), Kobe se ha mostrado con un talante relajado que contrasta con la competitividad casi psicópata que, para lo malo y sobre todo para lo bueno, ha mantenido durante toda su carrera.

Hasta ayer, en Portland, una de sus ciudades fetiche. Otra estruendosa derrota de los Lakers, la sexta seguida (para un 9-37), y sobre todo la poca resistencia de sus compañeros de equipo a tanta desgracia, sacó a Kobe de su tour de homenaje y nostalgia y le puso con un humor de perros. Según cuenta el periodista de L.A. Mark Medina, el alero cargó contra el vestuario porque vio demasiadas sonrisas después de otra paliza recibida, y se enfureció especialmente con los jóvenes que están llamados a ser referentes de la franquicia en el futuro: D’Angelo Russell y Julius Randle. Ya durante el partido se pudo ver a Kobe visiblemente enfadado e incluso quitando la palabra a Byron Scott en un tiempo muerto para abroncar a sus compañeros: