Durante el March Madness, los estadounidenses gastan unos 9.000 millones de dólares en apuestas relacionadas con el torneo, y esa cifra incluye solo las legales. Los casinos de Las Vegas acumulan unos beneficios de unos 100 millones y 60 millones de personas rellenan su bracket, el cuadro en el que van pronosticando todos los cruces y ganadores hasta la Final Four y el campeón final. Las posibilidades de rellenar uno absolutamente perfecto son de una entre 9,2 quintillones. Y aunque completa el más mediático de todos, no es el bracket de Barack Obama un ejemplo de fiabilidad.

El presidente de Estados Unidos ha realizado su pronóstico anual desde la Casa Blanca y su apuesta para el título son los Jayhawks de Kansas, el mismo equipo por el que ya se mojó en 2010 y 2011, años en los que los campeones fueron Duke y Connecticut. Kansas, cabeza de serie en el cuadro Sur, debuta en el torneo mañana ante Austin Peay. “Creo que el torneo le debe una a Bill”, dijo en referencia al técnico de la Universidad Bill Self.

En cuanto a la primera ronda, Obama solo pronosticó una gran sorpresa: Hawaii superará a California (parten desde los números 13 y 4 del Sur), un guiño a la tierra del presidente, nacido en Honolulu. A partir de ahí, suele ser conservador porque reconoce que no sigue demasiado a los equipos más modestos, así que no suele tener claro quienes pueden ser las cenicientas: “Suele fijarme mucho en los entrenadores, cuando se trata de partidos de ganar o quedar eliminado hay que fiarse de Krzyzewski, Izzo, Self, Calipari… Son los tipos que saben hacer que todos sus jugadores, también los de primer año, estén preparados para estos compromisos”.

Aunque elige Kansas, Obama es un enamorada del juego exterior de Kentucky: “Tyler Ulis es un gran base y Jamal Murray un excelente tirador”, si bien cree que no podrán con North Carolina en su hipotético cruce en el Elite Eight.