BLAZERS 96-CLIPPERS 88 (1-2)

¡Hay serie! los Blazers reviven con un Plumlee monstruoso

Partido antológico del pívot y lluvia de puntos de Lillard y McCollum al grito de 'beat L.A.!' en el Moda Center. Los Clippers encajaron un decisivo 15-3 en los últimos 4 minutos.

0

Hay serie, y es una bendición. Los Blazers, el patrón de los milagros en esta temporada, no se iba a ir sin pelear y Damian Lillard lo dejó claro. Primero abrió el partido con un triple, una inyección de seguridad para su equipo, y con 12 puntos en el primer cuarto que hicieron arreciar los gritos de “beat L.A.” (batid a Los Angeles) en una pista que siempre ha sido muy caliente en playoffs y en la que tanatas veces sufrió lo indecible el equipo para el que se inventó ese grito de guerra, el que ahora es el otro de la ciudad: los Lakers. Después, a falta de dos minutos y en un tiempo muerto, Dame gritó a sus compañeros: “¿queréis iros ya a casa? Porque si no cerramos este partido es lo que va a pasar”. Y ganaron, y pusieron el 1-2 y evitaron el casi golpe de gracia de unos Clippers que pasaron de sus más de 108 puntos de promedio en los dos partidos en el Staples a 88 en su peor noche en el tiro de tres de toda la temporada (3/18). Hay serie. ¿Cuánta? El cuarto partido lo dirá.

Con los Clippers cegados en el tiro exterior, a los Blazers les bastó su 6/25 desde la línea de tres porque ganaron el rebote (56-44) y su backcourt volvió a la vida: Lillard y McCollum, el Jugador Más Mejorado de la temporada, habían sumado 63 puntos entre los dos primeros partidos con un 33% en tiros. En este, 59 (32 y 27) con un 50%. Cuando Jamal Crawford (19 puntos) acercó el drama al Moda Center a falta de cuatro minutos (81-85), los Blazers respondieron con un 15-3 (96-88 final) abierto con un triplazo de McCollum y un canastón de Lillard. Fueron los ejecutores pero los Blazers ganaron por más motivos. Por otras cosas esta vez, seguramente, todavía más importantes.

Si en L.A. Rivers asfixió a Lillard con Mbah a Moute, Sttots respondió con su ala-pívot, el móvil Moe Harkless, sobre Chris Paul (que sudó mucho para acabar con 26 puntos y 9 asistencias) y dejó a Aminu con un Blake Griffin humanizado (12 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias, 5/16 en tiros). La longitud y movilidad de ambos complicó el ataque de los Clippers, que no provocaban desajustes con las jugadas de pick and roll entre sus dos motores ofensivos. DeAndre Jordan falló cinco tiros libres casi seguidos en el arreón final de los Blazers y terminó con 11 puntos y 16 rebotes, devorado por un descomunal Mason Plumlee. El pívot, de profesión obrero y firmante de una temporada muy notable, terminó con 6 puntos… y 21 rebotes y 9 asistencias. Capturó todo bajo los aros, defendió a muerte hasta cuando estaba visiblemente agotado y repartió 9 asistencias, muchas al estilo Draymond Green y en conexión con Harkless, aprovechando los espacios generados por la presión del rival sobre Lillard y McCollum. Plumlee fue el primer jugador de los Blazers desde Sam Bowie (sí, el que fue elegido por delante de Michael Jordan) en 1985 con más de 20 rebotes en un partido de playoffs y se quedó a tres del récord de la franquicia en eliminatorias (Bill Walton). En los últimos 30 años, estos son los jugadores que han sumado al menos 20 rebotes y 9 asistencias en un partido de playoffs: Kevin Garnett, Shaquille O’Neal, Tim Duncan (dos veces)… y Mason Plumlee.

Así que hay serie, por ahora. El salto a Oregón revertió la superioridad casi fría de unos Clippers por debajo esta vez en lo físico (lo reconoció Doc Rivers) y que necesitarán un esfuerzo renovado para llevarse un triunfo de un pabellón que arderá en el cuarto partido. Porque si los Blazers se sacan también ese encuentro en su pista, la serie se iría a L.A. con 2-2 peligrosísimo para Paul, Griffin y compañía. Pero esto es mucho aventurar porque queda por delante todo un partido de baloncesto que, y es la buena noticia, ahora sí que promete de verdad.