Golpear duro. Golpear rápido. Esa es la idea que dejó Cleveland Cavaliers tras vencer, o más bien destrozar, a Toronto Raptors (115-84) en el primer partido de la final del Este. Fue una bienvenida "embarazosa" como señaló Casey, entrenador de los canadienses, sobre el resultado. Pero también es sólo "un partido". "No debemos caer en la complacencia. Tenemos una meta y no es ganar nueve partidos. Ya he ganado antes nueve partidos. He ganado 14 antes", comentó LeBron James tras un partido que certifica la mejor racha de siempre en Playoffs de la franquicia de Ohio. Son nueve consecutivas frente a equipos del Este, 16 si sumamos las victorias logradas la pasada temporada. Es la primera vez desde los Spurs en 2010 (ganaron 10 seguidas) que un equipo comienza tan bien. Se encuentran a tres triunfos del récord absoluto, en posesión de esos Lakers de la temporada 2000-01. Además, Ty Lue puede sustituir a Pat Riley (Lakers) como el entrenador debutante con más triunfos consecutivos en una postemporada, si logra apuntarse la próxima cita contra los Raptors.

Aunque será difícil. O al menos es lo que dice la tradición de estas rondas finales cuando nos referimos a Toronto. En las dos anteriores eliminatorias también perdieron el primer encuentro y luego se clasificaron. Con más dificultad que menos, pero han pasado las dos rondas previas hasta llegar a su primera final. No están muertos, aunque lo parezcan. Porque la lección que impusieron Lue y sus chicos fue increíble. Fue un bombardeo por saturación desde el segundo cuarto. Y fue gracias a un nuevo cambio en la forma de jugar. Si frente a Atlanta, los Cavs destrozaron desde el perímetro (77 triples, 19 por partido), esta vez arrollaron en la pintura (esta madrugada sólo anotaron 7 de 20 intentos de tres). No está Valanciunas (es duda para el segundo) y se nota aunque Biyombo haya crecido durante estas últimas semanas. Cleveland acabó el encuentro con 56 tantos en la zona por 36 de sus rivales. Atraparon 22 rebotes más en total (45-23), seis más en ataque (10-4). Todo eso dio como suma el +31 final, que llegó a ser +35. 

Y eso que el equipo de Canadá no comenzó mal. Ya habían ganado dos de tres a los Cavaliers en Temporada Regular, así que sabían lo que tenían que hacer. Aunque estos nuevos Cavs, no son esos Cavs. 0-9 de inicio con DeMar DeRozan enchufado (18 puntos al final) logrando 5/5 en sus primeros lanzamientos. Pero la maquinaria entró en obsolescencia programada cuando se llegó al último minuto del primer cuarto (27-28). A partir de ahí, siniestro total. 22-2 de parcial con Dellavedova poniendo el +10 para los locales con seis puntos seguidos y LeBron James levantando a las masas con un mate y su posterior celebración con grito al cielo incluido. El alero tiró 13 veces y en 11 hizo bingo. Esas 11 fueron por dentro (lanzó una vez desde el perímetro y falló). Alcanzó un 84,6% de acierto, su mejor marca de siempre en postemporada, la tercera en su carrera y ya son 1.174 partidos en su carrera. Casi nada.

Él e Irving (27) permitieron que los titulares de Lue no se fueran mucho más lejos de los 30 minutos de juego. Toda una ventaja para lo que aún queda por delante: lo más importante de la temporada. Al descanso, el partido ya estaba resuelto. Era un 66-44 demoledor gracias al 33-16 de parcial del segundo cuarto. Y ahí acabó todo a favor de unos Cavs que siguen avanzando sin problemas por el Este, mientras que al otro lado del país, en el Salvaje Oeste, Thunder y Warriors se desangran en una batalla que hoy tendrá su segunda parte. LeBron observa y le gusta todo lo que ve.