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WARRIORS - CAVALIERS (1-0)

Las 5 claves para que los Cavs puedan ganar a los Warriors

La historia dice que solo tres veces en las Finales (25-3) el equipo local ha dejado escapar el título después de ponerse 2-0. Los Cavs necesitan un triunfo.

OaklandActualizado a
LeBron James en el primer partido de la final.
EZRA SHAW / GETTY IMAGES / POOLEFE

1. La batalla del ritmo

Ahora mismo, el debate crucial en torno a la Final. A priori, la fórmula para frenar a los Warriors es hacerles jugar contenidos, en ritmo lento y sin que puedan desatarse completamente en transición. Fórmula para frenarles… o acercarse. Eso hicieron los Thunder pero se quedaron a un pasito, eso hicieron los Cavs en la última Final y se quedaron a un par. Pero se tiene por cierto que si hay posibilidades de hacer daño a los Warriors, es así. Y el caso es que los Cavs, en esta versión 2016 que cuenta con Kyrie Irving y Kevin Love sanos, han sido un equipo que se ha apoyado mucho más en el ataque que en la defensa y que ha jugado muy rápido y ha habilitado así a jugadores como JR Smith: de 14,5 triples colectivos de media en playoffs a 7 en el arranque de la Final. La cuestión es, ¿tiene que cambiar eso o debe jugar a su manera a pesar de que también pueda ser la forma de facilitar una supernova de los Splash Brothers?

El pace (ritmo de posesiones por 48 minutos) del primer partido fue de 89,5. En las pasadas Finales, 90,7. Los Jazz, el equipo que a menos ritmo jugó la temporada pasada, dejó su media en 91. Los Warriors en Regular Season funcionaban en 99,3 y los Cavs, en 93,3. En la lucha por el anillo siempre se va a un juego crujiente, más duro, pero es obvio que hay una tendencia que hace sentirse cerca a los Cavs aunque sumen cuatro derrotas seguidas en las dos últimas Finales ante los Warriors. Lue insiste: correr es la única forma de liberar a sus tiradores en transición, de encontrar buenos tiros en primera oleada, donde la defensa rival (excelente en estático en el primer partido) es más vulnerable. Klay Thompson ha respondido que para ellos, mucho mejor. Así que el reto es ese: Lue les va a decir a sus jugadores que corran más en lo que puede ser un órdago fascinante o un suicidio kamikaze. Pero con Iguodala metiendo el doble de triples (2) que JR Smith y Frye juntos (1), los Cavaliers lo tienen mucho más difícil.

2. LeBron James tiene que jugar mejor

En el estándar de LeBron, un partido de 23+12+9 puede ser malo. Este lo fue: muy bien de inicio y de ahí en picado por todas las graduaciones hasta el muy mal. Perdió cuatro balones y falló 12 tiros (9/21), entre ellos los cuatro que lanzó tras coger un rebote de ataque. Cuando le defendió Iguodala, solo tiró dos veces y solo metió una canasta, un dato alarmante. Y penetró hacia el aro cinco veces en el primer cuarto y solo seis en el resto del partido. De esta forma sumó ocho puntos en los primeros 12 minutos y tres en los 36 siguientes. La distancia media de su tiro pasó de 0,5 metros al aro en sus primeros ataques a más de 3,5 después del descanso. En defensa, hizo un excelente trabajo cuando los ajustes le enfrentaron a Curry pero no cubrió algunos tiros abiertos de los Warriors, otra detalle extraño en él. Los Cavs necesitan más de él, tan obvio como que lo normal es que juegue mejor. Aunque la duda, con Iguodala por ahí, es si podrá jugar lo suficientemente mejor…

3. Kyrie Irving también tiene que jugar mejor

Kyrie metió 26 puntos y fue una turbina en la reacción del tercer cuarto, finalmente inútil. Pero no fue el Kyrie del primer partido de las Finales 2015, el de su lesión (23+7+6+4 robos y una gran defensa a Curry). Se quedó en 7/22 en tiros, 1/9 en jugadas en las que subió la bola y ya no la soltó hasta que tiró. Ineficiente en las zonas templadas del campo e incómodo con la bola. Se trata de un talento extraordinario que brilla especialmente cuando LeBron se encarga de la dirección, gestión e intendencia y puede dedicarse a buscar sus puntos. Si el rival le obliga a dirigir mucho y a tener que ser él el que haga mejores a sus compañeros, empiezan los problemas.

4. Las pérdidas, el rebote, el tiro

Los Cavs no pueden perder 17 bolas y conceder 13 puntos más (12-25) a los Warriors tras esos errores. Y necesitan dominar el rebote, como en sus mejores momentos de la última Final o en el tercer cuarto del primer partido. Esa es además la fórmula para acelerar el ritmo. Capturaron 15 en ataque (9-15) aunque el trabajo en segundo esfuerzo de los locales (imperial Draymond Green) les impidió sacarles verdadero jugo. En total, de hecho, los Cavs firmaron un pobrísimo 18/38 cerca del aro, casi un 13% por debajo del promedio de toda la NBA en la última Regular Season. Y en tiros tras jugada al poste, comenzaron 3/3 y acabaron 5/15. Ante un rival que succiona tu circulación y te obliga a jugar mucho en uno contra uno, maximizar esas posibilidades de anotación es capital. Love y Tristan Thompson, además, no pueden permitir que con ellos dos en pista los Warriors capturen un 29% de los posibles rebotes de ataque. El canadiense jugó un partido especialmente malo, sin fuerza en defensa, aunque firmó su primer doble-doble desde el 29 de marzo. Ahora es cuando sus 82 millones de dólares tienen que pesar…. para lo bueno. Si no impone su presencia, al menos en lo físico, caen muchas opciones de los Cavs en el small ball. El jueves, el +/- fue +11 con dos interiores... y -26 con uno solo.

5. Los minutos sin Curry y Klay Thompson

Será difícil que Curry y Klay vuelvan a quedarse en 20 puntos y 4 triples, pero los Cavs tienen que seguir trabajando a destajo sobre ellos. Claro que también tienen que encontrar la fórmula para que la diferencia de banquillos no sea tan abrumadora: 45-10 en puntos, con Livingston y Barbosa sumando 31 en un 13/15 en tiros. Así también es imposible: hubo once minutos en los que no estuvieron en pista ni Curry ni Thompson, ninguno de los dos En ellos, los Warriors sumaron un +12 con un 12/17 en tiros.