Los Grizzlies llevaban seis victorias seguidas fuera de casa pero no pudieron sumar la séptima. Toronto es plaza difícil, casi inabordable si llegas además tan en cuadro como los de Tennessee: sin Mike Conley, Zach Randolph, Vince Carter, Chandler Parsons, James Ennis y Brandan Wright. En total, David Fizdale tenía a nueve jugadores disponibles a los que llamó “Nasty Nine” y que le respondieron precisamente como mejor podían haberlo hecho: con un esfuerzo titánico que les sirvió para estar en el partido (91-90 a nueve minutos del final) hasta bien entrado el último cuarto, cuando decidieron (120-105 final) dos triples de Patterson y Joseph y otro un poco después de Carroll, que mandó la ventaja ya a un +12 que solo iría en ascenso hasta el final.

El esfuerzo extra de los Grizzlies fue muy evidente en la lucha por cada rebote, en una defensa que (sobre todo en el primer tiempo) forzó muchas pérdidas de un rival que tardó en saber gestionar la carga casi suicida de un contrario desesperado y sin nada que perder. Los 21 puntos y 4 asistencias de Andrew Harrison y los 19 de Troy Daniels demuestran demuestran la capacidad de superación de un equipo liderado por Marc Gasol: 18 puntos, 8 rebotes, 3 asistencias.

Finalmente pudo la lógica del segundo del Este, unos Raptors (12-6) que han ganado cuatro partidos seguidos y que empiezan a estabilizarse: Kyle Lowry va a más (29 puntos, 8 asistencias) y DeMar DeRozan suma seis partidos por debajo de los 30 puntos (24 esta vez, con 9 rebotes y 6 asistencias) después de haber promediado 33 en los 12 primeros. Entre los dos, 53 puntos. Demasiado para unos Grizzlies absolutamente bajo mínimos.