NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LABORAL KUTXA 73 - BARCELONA 89

El Barcelona enseña repertorio

Exhibición coral del equipo de Xavi Pascual, que jugará su quinta final seguida después de lucir profundidad incluso sin Navarro y Lorbek. El Baskonia sólo aguantó un cuarto.

Actualizado a
El Barcelona enseña repertorio
ADRIAN RUIZ DE HIERROEFE

Aquí está el Barcelona: quinta final de Supercopa seguida en busca de su sexto título, más que nadie. El equipo azulgrana no ha faltado a una final de competición doméstica (Supercopa, Copa, Liga Endesa) desde la Copa 2009 y lleva trece seguidas con nueve títulos. Cuestión de poderío, proyectos pensados a lo grande a los que suma una nueva temporada en la que parte como favorito en todos los frentes. Con un equipo muy renovado en nombres pero sobre todo muy reforzado en los aspectos que le lastraron en los momentos decisivos del pasado curso: profundidad, piernas, capacidad ofensiva, tiro exterior. En pleno proceso de ensamblaje, el Barça aplanó (63-111 en valoración) a un Baskonia también en paños menores pero que afronta la nueva temporada con un perfil sensiblemente más bajo. El Barça, para colmo, aireó recursos y capacidad ofensiva sin los dos jugadores que deberían liderar este proyecto cuando estén al 100%: Navarro y Lorbek. Una barbaridad.

El partido, como la primera semifinal, fue una cartografía del signo de unos tiempos en los que Real Madrid y Barcelona abren una brecha que a los demás les resulta cada vez más difícil de salvar. El Barça, no es anecdótico, tiene a cuatro jugadores con pasado baskonista: Oleson, Huertas, Lampe y Dorsey. Tan significativo como que el Laboral Kutxa fue poco más que el errático corazón de Nocioni y San Emeterio en cuanto el Barça apretó los dientes en defensa: del 25-27 del primer cuarto al 38-54 del descanso.

El Baskonia vivió de dos canastas en juego y muchos tiros libres en un segundo cuarto en el que el Barcelona pisó el acelerador, firme atrás y arrebatador en ataque, produciendo en cada posesión. Por dentro y por fuera, en estático y en transición. Una diferencia abismal con respecto al equipo que se atrancaba con las lesiones de Navarro o las caídas de energía de Lorbek. Para eso han llegado pistoleros como Nachbar (22 puntos, 7/8 en tiros de campo), un esta vez negado y muy silbado Lampe o Pullen (10 puntos, tres triples), el integral Papanikolau (8 puntos, 4 rebotes y mucha defensa) y el obrero Dorsey (7+4).Este lujo en corte y confección realza a los que ya estaban. Oleson se libera a aguijonazo limpio, Sada y Huertas siempre encuentran opciones (11 asistencias entre ambos) y Tomic (16 puntos, 7/8 en tiros) resulta fulminante como finalizador cerca del aro en cuanto la defensa rival se hace demasiado elástica.

Del paso por vestuarios salió un partido ya muerto (40-59, minuto 22; 55-82 en el 36...) en el que se airearon a Abrines y Hezonja y en el que maquilló muy ligeramente las sensaciones un Laboral Kutxa netamente inferior, que perdió el doble de balones (18-9) y repartió la mitad de asistencias (10-20). Es lo que hay y no es casual: Real Madrid y Barcelona vuelan a un nivel, con la Euroliga entre ceja y ceja, del que la lógica aparta a los demás. El propio Baskonia y los pujantes Valencia y Unicaja tienen por delante el reto de evitar que todas las competiciones domésticas acaben en diálogo feroz entre los dos colosos que ya velan armas ante una nueva final. El mismo Madrid deslumbrante y un Barça aún en fabricación pero rearmado y, aprendida la lección de la pasada temporada, con un nuevo diseño ofensivo de posibilidades casi infinitas.