Se les da bien a los Celtics jugar en el Oracle. Allí acabaron hace 11 meses con la mejor racha de la historia en Temporada Regular de un equipo local y esta madrugada volvieron a repetir hazaña con un inapelable y merecido triunfo por 86-99. Un horrible último cuarto (12-27 y 8 pérdidas por ninguna del rival) condenó a los Warriors, irreconocibles. Tanto que firmaron su peor anotación de la temporada: 86 puntos. Se podría decir que los verdes echaron un cable a los Spurs. Con su victoria ante los Kings se colocan a un partido y medio. Y el sábado, inmersos en plena depresión post-lesión de Kevin Durant, les toca visitar San Antonio (recuerden que los texanos ya les ganaron en el partido que abrió la temporada). Espadas en alto. Un partido que podría acabar marcando decisivamente el liderato de la Conferencia Oeste. O quién es el mejor equipo de la Regular Season, como prefieran.

Más que esta última cuestión, seguro que a Steve Kerr le preocupa más recuperar a su equipo para la causa. Atraviesan por un bache, algo totalmente comprensible. Faltaría más. Pero no deja de resultar llamativo el momento en el que este ha llegado: falta poco más de un mes para el inicio de los Playoffs. Han perdido la alegría y, sobre todo, han dejado de transmitir esa sensación de que en cualquier momento van a hacer clic y romper cualquier partido con dos o tres minutos de esa inspiración con la que nos tienen acostumbrados.

El 6/30 en triples cosechado hoy es una señal más de que algo no va bien en La Bahía. Especialmente llamativo resulta el 4/17 desde la distancia firmado por Stephen Curry y Klay Thompson. Pese a ello, los Splas Brothers fueron los mejores de su equipo con 48 puntos entre ambos. Además de prolongar el colapso local hasta el último periodo gracias a que en el tercero lograron 22 de los 24 tantos de los Warriors. Draymond Green continúa siendo fundamental en defensa, pero en ataque no está al nivel de la pasada campaña. Más preocupante fue la prácticamente nula aportación de los Iguodala, Livingston, Pachulia, West, Barnes y compañía. Lo bueno que les queda margan y tiempo para reactivarse de cara al tramo decisivo del curso. El de verdad.

No obstante, conviene no restar méritos al excelente trabajo de los Celtics. Tras regalar el partido en Phoenix y la sonrojante derrota ante los Clippers, Isaiah Thomas advirtió de que no era este el momento para experimentos. Con Horford de regreso, el equipo fue otro. Intenso y concentrado en defensa y paciente y solidario en ataque (28 de sus 37 canastas llegaron tras asistencia). Todos estuvieron a un gran nivel, especialmente una segunda unidad que se reivindicó a lo grande con un formidable Kelly Olynyk. Hasta consiguieron que el rebote no fuese la habitual sangría (46-45). Por si fuera poco, de momento Boston logra salvar la segunda plaza del Este ante los Wizards. Tampoco les ha sentado muy bien a los de Stevens el parón por el All Star (4-4 desde entonces), tampoco ha hecho bien la falta de refuerzos en el cierre del mercado, aunque el equipo está ahí. La prueba son los triunfos cosechados en la última semana ante Cleveland y los Warriors. Los dos últimos campeones. Casi nada.