Steve Kerr ya es desde hoy el mejor técnico debutante que jamás haya pasado por la NBA. Así lo certifican las 63 victorias que lleva con los Warriors (y eso que aún le faltan 6 partidos para echar el cierre a la liga regular). Los 62 triunfos cosechados en su primer año por Paul Westphal (Phoenix Suns, 1992-93) y Tom Thibodeau (Chicago Bulls, 2010-11) ya son historia. El paso del tiempo ha revelado el acierto que tuvieron en las oficinas de Golden State para primero destituir a Mark Jackson y, sobre todo, contratar en su lugar a un Steve Kerr que podría haber acabado al frente de los Knicks. Lo que le puede cambiar la vida a uno tomar una sola decisión.

Completada la hazaña, los jugadores quisieron darle a su técnico una celebración por todo lo alto. Y lo consiguieron al entregarle el balón de la victoria cosechada en Dallas (110-123) y darle un baño en Gatorade (una bebida para deportistas). "Fue una bonita escena, pero no estoy pensando realmente en el récord", destacó el exjugador y ahora entrenador de un equipo que está sorprendiendo a propios y extraños. A día de hoy, nadie quiere verse las caras con los Warriors y mucho menos en un cruce de playoffs.

Centrándonos en lo que dejó de sí el partido, cabe destacar la gris actuación de Curry. El base, y para muchos máximo favorito al MVP, se quedó en 11 tantos y 4 asistencias. No importó, estos Warriors son un pedazo de equipo. Con cinco triples anotados, Klay Thompson (21) lideró la ofensiva de los californianos en Dallas. Harrison Barnes y Bogut dominaron en la pintura y el banquillo (con hasta cuatro suplentes anotando en dobles figuras) acabó por doblegar a los Mavericks y dar a los de Oakland su decimosegunda victoria consecutiva. Además de la derrota, la peor noticia para los texanos fue la lesión en la rodilla izquierda de Rajon Rondo tras una golpe fortuito de Barnes. "Creemos que no es nada serio", destacó un Rick Carlisle quien también tiene de baja a Chandler Parsons pro probelmas en la rodilla derecha.