Chris Paul reinicia la serie ante los San Antonio Spurs. Parecía casi imposible que Los Angeles Clippers pudieran rehacerse de los dos varapalos seguidos sufridos de manos, primero, por Duncan y, después, por Kawhi Leonard. Pero ante toda lógica, locura y quién mejor para llevarla a cabo que uno de los mejores bases que existen ahora mismo en la NBA. Con su fabulosa actuación, llevó a los angelinos a tomar San Antonio (105-114) como si los mexicanos volvieran a tomar El Álamo y puso la eliminatoria en un 2-2 incierto para los texanos que viajaran al Staples con la necesidad apremiante de no quedarse en la cuerda floja. Es el campeón y su juego se reactiva con un simple chasqueó de dedo, pero los Clippers despiertan. Un gigante que quiere hacer sonar su voz en Los Ángeles, una tierra que aún les tiene vetada su importancia.

"Son los campeones", recordó un Paul que con 34 puntos no tuvo inconvenientes en enfrentarse a todo aquel que quisiera ponerse delante. Jugadores grandes y pequeños se las vieron con él y en casi ningún momento pudieron frenarlo. Lanzó, penetró y pasó como se le pide: con determinación, clase y efectividad. Dio el espaldarazo necesario a los suyos en un partido vibrante y divertido, al igual que cada uno (a excepción del tercero) de esta serie, la única empatada, la única en la que parece que hay vida.

Ante esta explosividad, Duncan celebró ser el primer jugador de la historia en alcanzar los 9.000 puntos en la postemporada y se colocó como el tercer hombre en disputar más encuentros en playoffs (238) rompiendo el empate que tenía con Kareem Abdul-Jabbar. Delante sólo quedan Robet Horry (244) y Derek Fisher (259). Anotó 22 puntos y junto a Kawhi Leonard (26) fueron las réplicas a las acometidas de Paul y Griffin (20).

El encuentro, en todo caso, se resolvió en los instantes finales después de llegar a los últimos 12 minutos sólo cinco arriba para los Clippers. Nueve minutos más tarde ya que se conocía quién era el asesino de la película: 92-106 (3:30) y los angelinos daban la sorpresa, aunque aún los Spurs dieron sus últimos estertores. No hubo tiempo. La fiesta se desplaza a Los Ángeles. Alguien se atreve a predecir qué va a pasar.