Llegar a las Finales de la Conferencia Oeste es toda una hazaña en estos tiempos. Un logro que los Houston Rockets consiguieron la temporada pasada antes de que los Golden State Warriors, que luego ganarían la NBA, les pasaran por encima (4-1). Los texanos no olvidan, e intentarán volver al escenario del crimen la próxima campaña con un nuevo arma en el perímetro: Ty Lawson.

El ya ex de los Nuggets, rehabilitado de sus problemas con el alcohol (pasó 30 días en una clínica de California), llega para acompañar a James Harden en el que se convierte automáticamente en uno de los mejores backcourts de la liga. Un base rápido, fuerte y con todos los puntos del mundo para aprovechar los agujeros que genera 'la barba'. Un combo (a priori) perfecto en ataque que tendrá que responder también en el lado defensivo de la cancha.

Lawson llega con las pilas cargadas. Tanto es así que piensa que él puede ser el antídoto ideal para hacer frente a Stephen Curry (MVP 2015). Por eso llamó a Harden tras las Finales de Conferencia para que éste pusiera en marcha la operación. Y su razonamiento tiene sentido: "Creí que Steph solo estaba descansando en defensa y luego se podía volver loco en ataque. Parecía que estaba tirando sin preocuparse de lo que pasaba detrás. El subía y metía tres o cuatro triples. Para él es fácil cuando está bien de piernas", aseguró el nuevo point guard de los Rockets en unas declaraciones recogidas por Yahoo! Sports.

Lo cierto es que en el Oeste, y en la liga en general, hay grandes bases. Jugadores a los que hay que llevar al límite en defensa para que no te destrocen en ataque. Y esa es precisamente la línea en la que quiere trabajar Lawson. "No estoy diciendo 'Oh, voy a parar a Steph (Curry)', pero hay que hacerle trabajar más atrás. Lo vi también en la serie contra los Cavs (las Finales). Él no trabajaba en el otro lado", explicó.

¿Será Lawson la pieza que necesitaban los Rockets para dar el último salto de calidad?