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Gasol: "Me hacía gracia cuando me silbaban los franceses"

En la noche del sábado Pau Gasol (35 años) traspasó la frontera del millar de partidos en liga regular de la NBA. A la mañana siguiente, repasó su carrera con AS en Chicago.

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—¿Esperaba esto, llegar hasta aquí y en estas condiciones?

—No, no lo esperaba. Yo pienso en el partido de cada día, día a día. Llegar hasta aquí tiene que ver con la constancia, la salud y también… con la suerte, claro. Creo que también con mi propia manera de ser.

—Y ahora, ¿hasta dónde?

—No puedo saberlo, no me lo planteo porque no veo el final pronto. No lo veo cerca. Disfruto de cada momento al máximo, esto es. Sigo intentando ser mejor cada día, incluso a la hora de descansar o con las comidas. En mi cabeza, mi planteamiento sigue siendo ganar el anillo aquí en la NBA y todos los otros campeonatos que juegue. Y cuando haya una despedida, que sea con buen sabor de boca.

—¿Ganar un anillo con los Bulls, cuando crecen rumores de que se plantea dejar este club en el verano…?

—Creo que ahora estamos en una situación muy buena. Se está viendo que en el Este tenemos claras opciones. No hay ahora un planteamiento de ‘no continuar’ aquí. Hay un planteamiento de ‘evaluar’ cuando llegue el momento, en el verano, como hago con cada situación desde que empecé: es cuando llegue el momento y sus razones. Es como cuando me dicen si quiero terminar jugando con Marc o en el Barça. Serían dos cosas bonitas. Pero tendría que ser algo viable, con un enganche de realidad y son cosas que no veo como meta para el día de mañana.

—Se refiere usualmente al séptimo partido de la final de 2010, Lakers-Celtics, cuando ganaron su segundo título en Los Ángeles, como uno de sus mejores recuerdos. ¿Es exactamente su mejor triunfo?

—Me es casi imposible dar una respuesta concluyente. Han sido mucho más de 1.000 partidos entre la NBA, la ACB, la Selección… cada Campeonato y cada éxito es difícil, durísimo y distinto, con compañeros y sensaciones distintas. Y solo gana uno. También fue imborrable y memorable ganar este Eurobasket como lo hicimos en Francia. No puedes superponer un éxito sobre otro, pero este oro europeo está entre los logros más altos.

—En 2016 llegan los que deberían ser sus Juegos Olímpicos. Ya lleva dos platas. ¿Pueden ser sus últimos Juegos? ¿Qué espera?

—Hum… claro que pueden ser los últimos Juegos. Pero, ¿ve? como casi siempre digo, yo creo que cada campeonato puede ser el último. Si ganamos el oro, será algo maravilloso. Si no, tocará digerirlo y ver hasta dónde puedo llegar. Eso haré.

—15 temporadas en la NBA y casi dos décadas de carrera profesional dan para que recuerde a los compañeros…

—Está Kobe Bryant, claro, por el competidor que es. Está Juan Carlos Navarro, claro. Mi hermano Marc, por razones obvias y porque tengo la satisfacción de haber visto cómo llega a ser uno de los mejores jugadores del mundo. Recuerdo mucho a Shane Battier, empezamos juntos y compartimos muchas cosas. Y alguien especial: Lamar Odom.

—Y tan especial…

—Lo que le ha pasado a Lamar me afectó mucho, me llegó dentro. Juntos vivimos esos años tan dulces y especiales en Los Ángeles, disfrutamos aquello… y ahora es un milagro que esté aquí con nosotros y haya podido resistir. Lamar es un talento, es alguien muy especial como jugador y como persona. Ha estado muy cerca de irse y es algo difícil de encajar. Le veré ahora cuando juguemos en Los Ángeles.

—Hablando del Eurobasket, vaya la que le liaron en Francia: broncas de gran calibre, insinuaciones relacionadas con el dopaje. ¿Comenta?

—Comento, claro que sí. Es una situación donde se falta al respeto desde un blog con insinuaciones gratuitas, sin la menor prueba. No creo que eso se pueda hacer así de gratuitamente, desde la envidia o quizá por un exceso de respeto solo por haber ganado a Francia en Francia. La imagen y la reputación de un deportista han de estar limpias y libres de esas insinuaciones, por encima de todo.

—¿Demandó a alguien?

—No. Pero sí agradecí al Consejo Superior de Deportes y a la Federación Española que salieran públicamente a defender la imagen de uno de sus deportistas más reconocidos, como puedo ser yo.

—La bronca que se llevó a recoger el Premio al Jugador Más Valioso, en Lille…

—Yo sonreía cuando hubo esa bronca. Aprendí hace tiempo a no dejar que algo así manche un momento tan bonito y especial. Me hacía gracia cuando silbaban: era como el reconocimiento a la superioridad demostrada en ese momento. Así lo vivo.

—Pues está entre los 116 jugadores con 1.000 o más partidos en la NBA. Solo hay tres con más de 1.500. ¿Va a llegar hasta esos 1.500?

—¿Yo? ¿Ahí? Ja, ja... ahí, seguro que no.