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LABORAL KUTXA 74 - CSKA 81

El Baskonia de Adams (31) vende cara su piel ante el CSKA

Los vitorianos arrancaron como un tiro (27-15), aunque según iban avanzando los minutos, los rusos fueron decantando el duelo a su favor. Kirilenko, 4 tantos y 10 de valoración.

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El Baskonia de Adams (31) vende cara su piel ante el CSKA

El equipo baskonista comenzó muy centrado, quizás obligado ante la magnífica entrada que registraba el Buesa Arena ante la visita del CSKA de Kirilenko y compañía. Son situaciones que motivan. Aunque el partido fue parejo al principio (13-11, min. 6), un gran parcial de 14 a 4 permitió a los de Ibón Navarro estirar la goma y marcharse al final del primer cuarto con un sensacional 27 a 15. Los vitorianos estaban plenos de energía y muy intensos en defensa. Begic y Shengelia marcaban la pintura con sus tapones.

La máxima diferencia llegó nada más comenzar la segunda entrega (33-17, min. 12) pero los rusos se empezaron a aplicar en defensa y mejoraron su acierto en ataque. A falta de 3 minutos para el descanso, los árbitros decretaron una técnica sobre el entrenador de los moscovitas. Itoudis estaba fuera de sí y lo acabó pagando, pero su equipo se esmeró y llegó a los vestuarios sólo 6 puntos por debajo del Laboral Kutxa. No estaba mal porque, en triples por ejemplo, la diferencia del porcentaje era de 44 % a 21 %.

Los rusos arrancaron muy fuertes el tercer periodo con un parcial de 2-12. Una canasta de Weems les puso ya por delante (44-45, min. 26) mientras el Laboral Kutxa se atascaba en ataque. En los primeros siete minutos tan sólo anotó 2 puntos. Pero entonces Adams llegó al rescate y volvió a apretar el luminoso. El estadounidense llevaba ya 22 puntos para el minuto 30 y hacía daño tanto con sus penetraciones como con sus tiros en suspensión. Acabó con 31 y 30 de valoración.

Al final, el partido se decidió por pequeños detalles. El Baskonia, por ejemplo, cometió muchas más pérdidas que sus rivales pero se puso las botas taponeando. Faltaban 3 minutos para el final y el marcador mostraba el empate a 70. Tocaba sufrir. Los tiempos muertos se fueron sucediendo de forma consecutiva y cada canasta valía su peso en oro. Fue cuando Weems y De Colo no fallaron. Adams y James sí lo hicieron.